EL LIMBO DE LOS SECRETOS
A propósito de toda esta algarabía en torno a los derechos de autor y la propiedad intelectual, o lo que es lo mismo, del proteccionismo industrial ante los nuevos modos que ha introducido el espacio virtual y la digitalización sobre los comportamientos de los clientes, convendría tener en cuenta que:
Hasta hace bien poco las IDEAS, aunque inmateriales, se compartían, y de hecho, eran el sustrato de la comunicación. ¿Quién no tenía una idea?.¿Quién no la compartía?. Aquellas ideas que no se querían compartir pasaban a denominarse secretos, y descansaban en el limbo de lo innombrable, a la espera de que una desliz pudiera siquiera desvelarlas accidentalmente.
Muchas de aquellas, siendo el resultado de la especulación aplicada a la necesidad, se materializaban en "obras", "objetos" o "técnicas". Ello ocurría en aquellos tiempos en los que el valor de los objetos era por su USO. A continuación el mercado convertiría esa "obra", "objeto", "técnica" en PRODUCTO, tomando entonces estos un valor añadido, o valor de CAMBIO, el cual ha llegado incluso a suplantar al propio valor de USO, tanto como la máscara puede suplantar a su actor.
Pero en el mercado hay peligros, entre ellos, que otros copien el Producto. Por ello, para proteger su "Derecho de Propiedad" se estableció un curioso blindaje: "las patentes" y "las marcas".
No era suficiente, y también se quiso proteger al autor, siempre y cuando éste perteneciera o así aspirara a pertenecer a la cadena de producción, con el denominado "derecho a la propiedad intelectual".
Como es evidente todo esto es parte del proteccionismo que caracteriza a un sistema económico fundamentado en la desigualdad y otras rémoras que no vienen hoy al caso, y que necesita proteger "la matriz" o "el original" de cada cosa.
Pero ahora, con respecto a la Música, por estos nuevos canales (INTERNET), que curiosamente el propio sistema económico ha creado para crecer, se pueden compartir "obras", "objetos", "técnicas" y por supuesto "IDEAS", potenciando precisamente a sus autores en detrimento de los mercaderes que "enlatan" el sonido. Todo ello además porque, ¿cómo diferenciar un original de su copia si cualquiera puede tener la matriz?.
¿Quién puede negar que lo mejor para un Autor músico es que su música la escuchen muchas personas y que quisieran hacerlo también en vivo?.
La interpretación musical fue efímera hasta que se enlató y esto la distingue de otras actividades creativas (pintura, arquitectura, cine). La copia de productos no hace daño a la música, ni a sus autores e intérpretes, al contrario los promociona creando la posibilidad de desear escucharlos en directo.
Sólo una industria sin capacidad de reconversión, en la que se incluyen unos autores desgastados, exige mantener este estatus, solicitando a los poderes públicos más proteccionismo. Y ese poder público ha llegado a hacer una campaña para intentar "proteger las ideas". Todo un anacronismo, pues en verdad está protegiendo a unos cuantos mercaderes a los que no les importa en absoluto ni la música ni los músicos, y que ya ... NO TIENEN IDEAS.
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