Consideraciones humanas sobre cuestiones inútiles, innecesarias e imperfectas de la profesión atea. Compartir lo efímero, testimoniar lo disoluto, aullar ante el silencio. Aulla! Aulla!

12/13/2006

LA CULPA

"El mundo es el resultado de la evolución de un impulso vital, único y original". (H. Bergson)

¿De ahí que el origen de la culpa no fuera sino la impotencia por no poder aceptar el impulso instintivo ante el temor de sus consecuencias?.

No. Una vez que la vida y la muerte dejaron de ser un continuo indiferenciado, cuando el mundo todo dejó de estar animado, cuando la muerte mostró su rostro en el espejo de la conciencia del otro separado de mí, la culpa ocupó el lugar del sacrificio no consumado, del crimen no cometido, como el vuelo imposible del fénix.

La culpa se expía, internamente, con el martirio, pero hacia el exterior se transforma en deuda. De ahí la deuda del tercer mundo por nuestra culpa, una vez proscrito el ritual del exorcismo económico impuesto por las sociedades protestantes, en el que reza: NO SE CONDONAN LAS DEUDAS. Por el contrario, en las sociedades católicas, como en las tabernas, se corre un tupido velo y se proclama: NO SE FÍA. Pero no hay que engañarse, entre ambas propuestas no hay distinción, salvo aquella que si acaso distingue al prestamista como modelo evolucionado del avaro, la acción frente a la pasividad como estrategia para el acaparamiento, el gasto frente al ahorro como generadores de riqueza.

Por ello consideramos trágico el sacrificio de otro, pero sublime si es el propio. Dado que nuestro sacrificio se consuma en su inanición, cada día convivimos más y mejor con esas imágenes de la pobreza, de la miseria, de la muerte, que tan bien retratan nuestra opulencia, nuestro distanciamiento, pues curiosamente cuanto más nos quieren acercar a la realidad y sensibilizarnos por ella, más nos alejan inmunizándonos

La desgracia ajena está de moda y cada día ocupa más tiempo en los medios de pregnancia social. ¿Hay un glamour más excelso que el que ofrece la pobreza, la violencia, la vejación física y moral?. Hasta la moda se tiñe de descosidos y roturas, de fibrosis, de drenajes torácicos en botellas de coca-cola.

Lo que manifiesta nuestra decadencia, nuestra degeneración, es la manera en que tenemos necesidad de recurrir a la angustia, a la soledad, a la culpabilidad, al drama de la incomunicación y a todo lo que hay de trágico como interioridad y que no puede desprenderse, pero visto siempre a través del OTRO, en un juego de espejos convexos.

Pasamos del animismo del neanderthal en su caverna al desánimo vital de continentes enteros que languidecen señalados por la parca. Y desde aquí jugamos a la teleasistencia, al lazito y la estadística. Toda una compostura estética. Aunque cada vez esto se parece más a un campo de exterminio global: el resultado de la evolución de un impulso vital, único y original, a su imagen y semejanza.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que dices es totalmente cierto, mas te limitas a exponerlo sin dar una posible solución. Quizá se deba a que no la ves, ciertamente es complicado, pero puede que haya alguna posibilidad de que aunando esfuerzos podamos modificar los comportamientos sociales. La sociedad evoluciona, como bien dices, y podemos intentar que evolucione positivamente. ¿o no?

Anónimo dijo...

Quizá no haya solución, y hasta es posible que la falta de solución sea el motor que mantenga la vida, con todas sus contradicciones.

La evolución no apunta precisamente hacia un mundo más habitable y mejor.