Consideraciones humanas sobre cuestiones inútiles, innecesarias e imperfectas de la profesión atea. Compartir lo efímero, testimoniar lo disoluto, aullar ante el silencio. Aulla! Aulla!

3/28/2009

OTROS TUMBOS PARA LA INDUSTRIA DE "LA MÚSICA"

La reconversión de este sector económico de la Industria basado en el CD es inminente, estamos ya en él. En Londres queda una sola superficie importante que vende CD, y en ella sólo la cuarta parte de su oferta comercial va dedicada a este producto.


¿Cuál es ese presente que ya se atisba?. Quizá parte de la industria perviva a base de destrozar sus propios productos, es decir aplicar la técnica de la deconstrucción posmodernista a todo lo ya producido. La tecnología para ello está a punto de salir: plugins con la capacidad de separar cada instrumento de un tema en distintas pistas, y poder manipular a continuación cada una de ellas con otros plugins. Todo dentro de un programa editor que permite mover cada parte donde queramos, y también la posibilidad de pasar cada melodía o riff a partitura para que vía MIDI pueda ser reproducido con la aplicación de otro instrumento distinto al utilizado en la producción “original”. Esto abre muchas posibilidades de realizar nuevas mezclas o modificaciones sobre éxitos de la industria. Para qué molestarse en producir nuevos temas si con ese revival y la deconstrucción pueden volver a venderse millones de temas por Internet.


Hoy los “artistas” que ya están en nómina están pasando a producir réditos desde el directo. Han de renegociar sus contratos, y en ellos se contempla que la Compañía, ahora también como agencia de management que organiza los conciertos, les descuenta un porcentaje elevado de su caché, entre el 30 o 40 %. Además, las compañías monopolizarán las salas de conciertos, por asociación o absorción, estableciendo sus circuitos para mover a sus currantes, los músicos. A De ellas también cobrarán parte de sus ingresos.


¿Y que queda del CD?. Pues que será un artículo de merchandising, un regalo en promociones o junto a la entrada del concierto de turno. Quizá se mantenga con muchos extras como producto para los fetichistas-coleccionistas de lo absurdo (fundamentalmente masculinos), aunque son muchas las posibilidades de vuelta al vinilo.


¿Y qué harán las sociedades que velan por los derechos de los autores o “artistas”?. Pues curiosamente garantizar a las compañías que sólo se dan conciertos con derechos en las salas de sus circuitos, porque hacerlo en cualquier otra no será rentable para el músico, por los altos cánones que se van a imponer en los locales que quieran ofrecer música en directo, lo que limitará la competencia, y todo con la disculpa de que esa es la mejor forma de proteger los derechos de sus socios.


Con lo cual todos aquellos músicos o instrumentistas que no estén en el negocio de las compañías tendrán que tocar en su casa o en la calle, mientras les dejen. Quizá con el tiempo haya locales de 1ª, 2ª y de 3ª categoría … vete a saber si el negocio va bien….


¿Y que van a hacer las emisoras de radio de este sector?. Desde luego seguir cobrando de las Compañías pero también veremos su reconversión. En primer lugar la de sus locutores, que también se harán “artistas”, ya sea destrozando, con la deconstrucción ya descrita, los hits clásicos o creando una nueva figura próxima al dj, que realizará esa deconstrucción con herramientas menos sofisticadas, más burdas: unos cuantos filtros y la definición de su sonido. ¿La fórmula?. Por un lado crear un “sello” para la voz que la distinga a base de filtros, y por otro, pasar toda la música que emita por otra cadena de filtros, “singularizándola”. Un destrozo en toda regla pero eso sí con sello, con marca.


Por otro lado emitirán, desde los trust de cada cadena de salas de cada sello discográfico, conciertos en directo, con una producción diferida, eligiendo distintos escenarios, distintos grupos, distintos estilos. Y eso con imagen y sonido por Internet a cualquier tipo de reproductor…. a un módico precio y, con el tiempo, seguramente a la carta.

Eso es lo que viene y ya se ve que meter ahí el hocico como músico estará aún bastante complicado.


La alternativa, que siempre la hay, puede ser la dispersión absoluta: una diáspora exponencial de contenidos en directo y en la red que nadie controle, autoproducciones y conciertos sin control, sin derechos ni obligaciones, de dominio público, participativa, con creatividad constante, efímera y por ello real –que eso es la música en directo-, frente a la deconstrucción de lo virtual y todo su revival de una industria que niega la música por un producto de escasa calidad que nada tiene que ver con ella. Porque el arte de la música -con minúscula- volverá a lo real, a lo tangible aunque efímero, a la vibración en el instante, a la frescura de la interpretación, a la vida … al margen de la contaminación acústica, y en su mayoría de muy mal gusto, que genera la industria.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"...de muy mal gusto...", uummmm