LOS PRINCIPIOS !!!
Aquellos que aún conservan energías para la identificación absoluta con el personaje que tan dramáticamente representan, los que con facilidad reemplazan el análisis por la indignación; aquellos que llenados de virulencia conviven en el desprestigio sobre lo ajeno; todos los que únicamente reafirman su identidad en contraposión a la de los otros; esos mismos que se sienten víctimas de una persecución que se pierde en la espiral de la historia; los que contribuyen al dimorfismo de la especie en todos sus ámbitos; esos para los que no es posible el juego sin reglas, los propietarios del verbo, todos ellos, seres con principios.
Desde luego nuestra sociedad es tan decepcionante y nuestro Estado está tan debilitado, entre otras cuestiones, porque en ella y contra él no ha habido ninguna revolución. ¿Dónde podríamos buscar ese factor que aglutine, que cohesione e impulse unos rasgos de identidad común?. ¿A qué valores morales propios se puede recurrir para constatar que este desparrame que señalamos como España no es más que el onirismo de unos sátrapas que sólo desean ampliar sus privilegios?.
Ante el retórico carácter impersonal de nuestra personalidad se recurre a determinados valores, o PRINCIPIOS, que vienen a suplantar la capacidad de diálogo, de acuerdo, de comunicación, de deseo, de vida, de apertura en suma hacia el mundo que nos rodea. Continuamos instalados en una especie de heliocentrismo vacuo, pues nada es aquello que nos constituye y sin embargo en torno a ello, como una entelequia, se pretende mantener un orden sobre elementos antagónicos. Como si España fuera una galaxia que integrara una serie de planetas en órbitas irregulares porque no dispone de ningún cuerpo o masa que ordene y equilibre las fuerzas gravitatorias entre sus elementos.
De ahí que esa energía que se necesita para impedir que determinados astros escapen del sistema al que pertenecen provenga precisamente de esos mismos cuerpos, que en su mecánica de rechazo, en su victimismo cósmico, en su órbita de indeterminación idenditaria aportan, aún así, las sinérgicas necesarias para mantener estable el mismo. No entender este principio, por el que sólo las distancias nos aproximan, es contribuir a su posible implosión o colapso.
Se recurre, como una argucia marrullera, por el contrario, a la invocación de principios como los de igualdad, solidaridad, unidad, etc.… Principios que se comparten tanto desde la doctrina de la izquierda marxista hasta la derecha populista, en una especie de nacionalsocialismo purulento que se precipita por todos los sitios en dosis que empiezan a ser altamente intoxicantes. Porque son precisamente esos argumentos de "igualdad ante dios o ante la patria/estado", o de "solidaridad entre los pueblos", los que generan, a falta de esa revolución pendiente, las energías para la dispersión molecular.
Porque en esta especie de suspensión coloidal pero de sustancias reactivas entre sí, que es otra forma de ilustrar este pesado entuerto, nos confirma que todos estos “principios morales” de UNIDAD, IGUALDAD, SOLIDARIDAD, JUSTICIA Y BIEN COMÚN, son ante todo insustanciales y quiméricos. Son como luces opacas que deslumbran y que no pueden contrarrestar las tinieblas que a su vez generan.
Es paradójico, pero uno se comprende cuando no encuentra en sí nada que comprender. Y sin embargo nosotros, por el contrario, continuamos buscando comprendernos, que no es otra cosa que encontrarnos cuando nos reafirmamos en cada identidad (cada uno la suya y ninguna para todos). Tenemos una respuesta para contestar a quiénes somos, pero nos sentimos incomprendidos, no reconocidos, no queridos.
En esta juerga no basta con sentirse distinto, también uno tiene que sentirse aceptado. ¿Qué sentido tiene sentirse diferente si no hay nadie más alrededor?. Mantener principios inservibles en esta batalla por sobrevivir nos recuerda a la ofuscación de aquél que se considera invencible sin contar con los imponderables elementos.
La borrachera nacionalista terminará vomitando sobre sí misma. Pero tengamos en cuenta que son esos principios los que la alimentan. Que nadie se extrañe o se asuste al ver quién es el cadáver.
2 comentarios:
Todas esas palabras malformadas... Cuando pienso en ellas, pienso en la asepsia de una eutanasía en el útero de los significados perdidos, y esta idea resuena en el silencio de mi mente rizomática.
No puedo reparar las conexiones axiomáticas o la pérdida de dendritas.
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