Consideraciones humanas sobre cuestiones inútiles, innecesarias e imperfectas de la profesión atea. Compartir lo efímero, testimoniar lo disoluto, aullar ante el silencio. Aulla! Aulla!

3/07/2006

ENCUBRIDOS


Partes sensibles del tegumento social han venido ejerciendo un dominio parasitario sobre la faceta sapiens de nuestra especie, y aunque la confusión sobre de lo que se trate se argumente como eximente, una vez se desvela el asunto, la evidencia no deja sitio para el ocultamiento.

Lo que en su momento se pudo considerar un reflejo de autoconservación, a través de la emboscadura, ya no tributa en los actuales mentideros. Hoy lo evidente es en la medida en que se representa, ya sea a través de la comunicación en el ámbito de lo impersonal-social, o de esa especie de injerto facial que nos muestra en una relación personal. Seguramente, de la inseguridad del hipócrita bondadoso hemos pasado a la firmeza del confusionista que tanto detesta como desprecia, pues de la diafonía como forma de acceder al conocimiento hemos pasado al reconocimiento de lo plausible como dogma. Hay tanta información y es en apariencia tan accesible que no vale la pena realizar la pregunta, dado que a nuestro alcance están ya disponibles todas las respuestas. De hecho, podemos llegar a comprobar que cualquier ocurrencia ya está circulando, que cualquier pensamiento ya fué formulado, que hay más respuestas que preguntas. Y hasta hoy no nos habíamos dado cuenta …!

Todo esto, que se insinúa como hábito de la transparencia, de la diafanidad en lo universal, de la rutina como armonía, nos muestra el fin de cada acto: encubrir. De ahí que los "encubridos" estén preponderantes en busca de un lugar en dónde exhibirse, ya sea a través de la excitación verborreica del charlatán, o de circunspectas penetraciones de metagogo bien situado si acaso por una simple cuestión de matiz léxico.

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