Consideraciones humanas sobre cuestiones inútiles, innecesarias e imperfectas de la profesión atea. Compartir lo efímero, testimoniar lo disoluto, aullar ante el silencio. Aulla! Aulla!

6/01/2006

COMPOSICIÓN SOBRE "UN HOMBRE APROXIMATIVO" de TRISTAN TZARA

Moscas claras primas de las aguas sentadas bajo el sol
Tantas voluntades nadan en la amarga densidad
El agua del río ha lavado tanto su lecho
Las campanas suenan sin razón y nosotros también
Encerremos en los pañuelos los minutos que nos separan

Hombre aproximativo

Mapamundi tachado de cieno de lepra y sangre
Donde el orgullo insaciable no sabe enfriarse
Pasar el tiempo y que la muerte te sorprenda sin demasiado apuro
Bebo el agrio terror de algo que no comprenderé jamás
Donde gentes disimulan domésticos desvelos
(a pesar del grito espeso del animal condenado a muerte)
(a pesar de la indecible plenitud que nos rodea de imposible)
En el vacío vértigo que la muerte deja escapar de su órbita

Semilla de mirada

Cautiva está la razón de una fábula de discordia
Enclaustrada en el elogio de su oculto remedio
De tus ojos a los míos la palabra es breve
Sueño voluminoso de árboles cansados
que cierran sobre ti los dedos de humildes obsesiones

Cargado de sinónimos

Perdido en el interior de mi mismo perdido
Donde nadie se aventura salvo olvido
Mientras que la hierba rala se hiela a ras de suelo
Por qué te mueves bajo ese signo
Hasta el umbral espeso
Hasta las hojas secas que pierden la razón en ruta

En la crueldad
Tanto teme el hombre

Hacia los pastos celestes de las palabras
Hacia los pastos celestes de la noche
En nosotros ríe el abismo
Sondea el alfabeto las razones de nuestro silencio
Nulidad y embrutecimiento desgranan con sólida mano árboles en el precipicio
y circular vive la soledad agazapada en el fondo de la grieta
Y allí donde el tronco se endereza en garabato de puñal
se pudren las almas oscuras que no pueden ver
levantándose hacia la eterna incandescencia

Hombre aproximativo

Ese es el cementerio del pueblo saqueado
Una sombra corta la muerte
Noche imantada conspira
Demasiados préstamos de libertad
Molinos de viento molinos de tormento
Estas eran nuestras razones en barbecho
ante el robusto advenimiento del fuego

1 comentario:

Anónimo dijo...

Planteas la fatalidad del destino como la única vía a la "redención" junto a la idea zen del "dejarse fluir".

No es en el otro, o a través de él, sino en uno mismo en dónde puede destacarse el ritmo que nos empuja, o interpreta, activándonos.
Quizá el otro responda o se inhiba. Pero sólo la tensión, la diferencia de potencial, puede activar la vibración de la piel, a pesar que de la fricción resulte energía "estática".

Precisamente es la convicción la que hace que sean determinadas las acciones. Pero la convicción no dirige lo indeterminado.

No se si reivindicas una especie de inmunidad ante el acontecer, con independencia de su magnitud, de su grado. Esa inmunidad ha sido identificada con la "indiferencia" en nuestra orbe laica, en la "fé" desde la inobservancia religiosa, o en la "transparencia de lo permeable" quenos llega de oriente.

No es esta una cuestión metafísica, sino la arquitectura de la existencia que se construye a sí misma y reflexiona para satisfacer su propia y singular estética.