Consideraciones humanas sobre cuestiones inútiles, innecesarias e imperfectas de la profesión atea. Compartir lo efímero, testimoniar lo disoluto, aullar ante el silencio. Aulla! Aulla!

2/27/2007

EN EL LUGAR DEL ENCUENTRO

Se puede percibir el acontecer como una Película.
Hay individuos que así lo consideran y se ven a sí mismos figurando como personajes protagonistas de una representación. Su percepción del tiempo es circular y en ella se inscriben como motorizados por el frenesí que produce la proyección de unas imágenes sin intersticios, de discursos iterativos en dónde se ha secuestrado al silencio. Estos individuos no son conscientes del espacio que ocupan, del oxígeno que consumen, su atención está puesta en otro sitio: no salirse del guión y mostrar como éxito una mediocridad evanescente entre sonrisas de simulación colectiva concertada.

Se puede percibir el acontecer como un Viñeta o Escena.
Los individuos que así lo manifiestan son secuestrados por lo tangible, su tiempo es absorbido por la gravedad del instante. Habitan en los intersticios de las columnas que sostienen el mundo, su límite es un presente continuo, son seres sustantivos, extras, que no fueron secuestrados por la ilusión del movimiento, por la imagen-tiempo.

Se puede percibir el acontecer como un detalle de la Escena, un Plano, una Foto.
Los que así lo sienten depositan su peso en la mirada, en la intuición del instante, en una evocación que no se hizo recuerdo, metamorfosis imprevisible de lo recurrente ante el olvido. Su poder se encuentra en la mirada. Ver y desapercibirse, estar fuera de la escena, al margen de la representación.

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