¿SOCORRO O SECUESTRO?
No escuchéis lo que dicen, mirad lo que hacen. (H. Bergson)
Es curioso constatar como a falta de un argumento sólido, fundamentado en la situación de la “economía real”, se quiera explicar la continuada caída de las bolsas, a pesar de las ingentes cantidades de dinero inyectadas en el sistema bancario, en algo tan intangible como es “la desconfianza”.
Esta no ha sido producida por la incapacidad de amortizar por esos millones de potenciales futuros insolventes las famosas hipotecas suprime. No, la desconfianza se produce en el propio gremio, lo que conduce a la falta de fluidez para la concesión de créditos entre los propias entidades bancarias, con seguridad originada por las previsibles dificultades para amortizar la deuda contraida entre todos ellas.
De esta forma el problema toma otro cariz. No es el endeudamiento con los clientes particulares, potenciales insolventes, lo que arrastra esta vorágine, sino el endeudamiento de los Bancos entre sí.
La confianza o la desconfianza ya no son valores inmateriales a partir de esta “crisis”. La confianza cuesta dinero, mucho dinero.
No obstante, nos confundiríamos al pensar que son factores subjetivos los que alientan el problema de la desconfianza, por el contrario, en lo virtual, que es el espacio en el que se mueve la contabilidad financiera, es un factor objetivo de primer orden. Todos los bancos compartían negocio en el mismo espacio y con las mismas "normas": hay para todos y sin reglas. Pero como en las mejores historias para todos no habrá un final feliz.
La banca, el último gran funámbulista del mercado, se percata de que en este maremagnun también hay oportunidades. Algunos las llaman fusiones, pero en realidad son ingestiones puras y duras. La desconfianza viene por esta amenaza: ya no hay para todos y en esta tesitura el darvinismo neoconservador se aplica implacable.
Otra tercera razón para mantener la desconfianza en los mercados es por contra la confianza que se tiene por poder comprar mañana, con dinero público -que frivolidad- aquello que ha perdido valor durante el episodio virulento de la enfermedad. Las acciones de bolsa están de saldo y en cuanto haya liquidez habrá demanda de compra, subirán de valor y habrá negocio. Entonces se recobrará la confianza. Esa operación será realizada con gran parte de los fondos dispuestos por los Estados, pero se nos venderá como la recapitalización de las empresas, el ave fenix. Pero esos paquetes de acciones ya no estarán diversificadas en particulares, que habrán perdido sus ahorros, sino por los propios bancos.
Sería otro craso error creer que en la propia Banca está situada en el vértice de la pirámide económica mundial. No, más arriba aún están unas cuantas CORPORACIONES que, celosas de la discreción, ocultan en lo posible su semblante. Estas son realmente las que están moviendo los hilos de toda esta representación.
Esta vasta operación económica de saqueo global tiene sus mentores, sus estrategias, sus esponsor y por supuesto sus víctimas. Pecaríamos de algo bastante peor que de ingenuos si creyésemos que los Estados saldrán fortalecidos de esta batalla, que habrá un mayor control sobre los bancos a partir de ahora, que se establecerán nuevas reglas para “refundar el capitalismo” como nos dice cualquiera de estos titiriteros políticos. Nada de esto ocurrirá. Por el contrario serán los Estados los que se conviertan en rehenes de la Banca y por ende de esas Corporaciones Económicas mundiales que participarán activamente en el show mediático (1).
Participar en esa timba no será libre y la cuota a abonar será cada vez más alta.
(1) Top ten World Corporations:
1. Citigroup
2. General Electric
3. Bank of America
4. American International Group
5. HSBC Group
6. ExxonMobil
7. Royal Dutch/Shell Group
8. BP
9. JPMorgan Chase
10. UBS
Esta no ha sido producida por la incapacidad de amortizar por esos millones de potenciales futuros insolventes las famosas hipotecas suprime. No, la desconfianza se produce en el propio gremio, lo que conduce a la falta de fluidez para la concesión de créditos entre los propias entidades bancarias, con seguridad originada por las previsibles dificultades para amortizar la deuda contraida entre todos ellas.
De esta forma el problema toma otro cariz. No es el endeudamiento con los clientes particulares, potenciales insolventes, lo que arrastra esta vorágine, sino el endeudamiento de los Bancos entre sí.
La confianza o la desconfianza ya no son valores inmateriales a partir de esta “crisis”. La confianza cuesta dinero, mucho dinero.
No obstante, nos confundiríamos al pensar que son factores subjetivos los que alientan el problema de la desconfianza, por el contrario, en lo virtual, que es el espacio en el que se mueve la contabilidad financiera, es un factor objetivo de primer orden. Todos los bancos compartían negocio en el mismo espacio y con las mismas "normas": hay para todos y sin reglas. Pero como en las mejores historias para todos no habrá un final feliz.
La banca, el último gran funámbulista del mercado, se percata de que en este maremagnun también hay oportunidades. Algunos las llaman fusiones, pero en realidad son ingestiones puras y duras. La desconfianza viene por esta amenaza: ya no hay para todos y en esta tesitura el darvinismo neoconservador se aplica implacable.
Otra tercera razón para mantener la desconfianza en los mercados es por contra la confianza que se tiene por poder comprar mañana, con dinero público -que frivolidad- aquello que ha perdido valor durante el episodio virulento de la enfermedad. Las acciones de bolsa están de saldo y en cuanto haya liquidez habrá demanda de compra, subirán de valor y habrá negocio. Entonces se recobrará la confianza. Esa operación será realizada con gran parte de los fondos dispuestos por los Estados, pero se nos venderá como la recapitalización de las empresas, el ave fenix. Pero esos paquetes de acciones ya no estarán diversificadas en particulares, que habrán perdido sus ahorros, sino por los propios bancos.
Sería otro craso error creer que en la propia Banca está situada en el vértice de la pirámide económica mundial. No, más arriba aún están unas cuantas CORPORACIONES que, celosas de la discreción, ocultan en lo posible su semblante. Estas son realmente las que están moviendo los hilos de toda esta representación.
Esta vasta operación económica de saqueo global tiene sus mentores, sus estrategias, sus esponsor y por supuesto sus víctimas. Pecaríamos de algo bastante peor que de ingenuos si creyésemos que los Estados saldrán fortalecidos de esta batalla, que habrá un mayor control sobre los bancos a partir de ahora, que se establecerán nuevas reglas para “refundar el capitalismo” como nos dice cualquiera de estos titiriteros políticos. Nada de esto ocurrirá. Por el contrario serán los Estados los que se conviertan en rehenes de la Banca y por ende de esas Corporaciones Económicas mundiales que participarán activamente en el show mediático (1).
Participar en esa timba no será libre y la cuota a abonar será cada vez más alta.
(1) Top ten World Corporations:
1. Citigroup
2. General Electric
3. Bank of America
4. American International Group
5. HSBC Group
6. ExxonMobil
7. Royal Dutch/Shell Group
8. BP
9. JPMorgan Chase
10. UBS
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