Consideraciones humanas sobre cuestiones inútiles, innecesarias e imperfectas de la profesión atea. Compartir lo efímero, testimoniar lo disoluto, aullar ante el silencio. Aulla! Aulla!

3/01/2009

LA VIA PURGATIVA

Una vez desplomado el sistema Comunista, de economía planificada local y centralismo de Estado, le ha tocado el turno sistema Capitalista, de libre mercado y economía especulativa globalizada.

Tanto la regulación y planificación de las fuerzas productivas y los medios de producción no han podido sobrevivir a su propio control, como la desregularización del liberalismo económico no ha podido evitar el colapso financiero ante la incertidumbre sobre el mercado de futuros en el que se asienta la especulación financiera.

La confluencia en los resultados de ambos sistemas, que con una diferencia de 20 años afectaron y afectarán a millones de personas, pone de manifiesto su incapacidad para mantener en equilibrio la inestabilidad perentoria de la especie humana en su conjunto.

Si bien China ha realizado durante estos 10 últimos una vía de perfeccionamiento del Comunismo de Estado, mostrando una especie de síntesis a las contradicciones entre ambos sistemas, más bien habría que precisar que la bipolaridad establecida, entre un férreo control político y social junto a una importante desregulación económica, obedecían también al fragor del expansionismo financiero del primer mundo, que encontró, por esas mismas razones, una oportunidad de trasvasar e invertir los excedentes de capital en ese nuevo “eldorado” a través de la deslocalización de empresas y la elaboración de manufacturas, sin la ponderación que el consiguiente riesgo a medio plazo podría implicar para la economía del primer mundo. Esto nos hace constatar que también a este nuevo actor de la tragedia, muy a su pesar, le ha pasado factura lo que ocurre en la esfera del teatro global, y que la convivencia de dichos sistemas en la vía China no era más que otra versión del Capitalismo salvaje por abrir nuevos mercados.

Así pues, en esta encrucijada en donde hoy nos encontramos, es previsible que ahora el Capitalismo invierta la polaridad de sus diodos a fin de evitar el previsible cortocircuito. Esto siginifica, como ya se está constatando con las medidas de intervención de algunos Gobiernos como el inglés sobre algunos de sus bancos, la intervención del Estado como estrategia para la estabilización de la crisis financiera, lo que acarreará inevitablemente las medidas de planificación de la economía, así como también, una nueva regulación de los sistemas financieros. Esto, a priori, constata un mayor control de lo político sobre lo económico.

Nada se ha hablado todavía del giro que ha de producirse inevitablemente en los Estados para poder capear el descontento social provocado por la crisis económica sobre los sistemas de protección social, que a medio plazo verán cercenada o en todo caso minorada parte de su cobertura, junto a un amplio proceso de desclasamiento de importantes sectores de población. Aquí es en donde también puede ser previsible un control férreo sobre los movimientos de descontento social, que a buen seguro desbordarán las estructuras que hoy ejercen la contención, sindicatos y organizaciones políticas, poniéndose a prueba los sistemas de representación como elementos de ese control, por lo que será previsible el retorno al maniqueísmo político, a la demagogia más desgarrada que pondrá el énfasis como opción en discursos xenófobos, racistas, populistas y nacionalistas.

Será pues a partir de ahora un momento oportuno para que se contrarreste contundentemente esos intentos que de seguro propondrá la oligarquía económica y la clase política corrupta para imponer de nuevo sus intereses a través de propuestas de maquillaje y confusión que pretenderán enfrentar a las víctimas entre sí, con el fin de minimizar y desprestigiar las expectativas que se han de crear por la toma de conciencia sobre la nueva situación, que a buen seguro buscarán soluciones imaginativas en otros valores próximos a la solidaridad, el apoyo mutuo, el equilibrio ecológico, lo colectivo y la igualdad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"la oligarquía económica y la clase política corrupta"...
¡Revelador pleonasmo! De modo que existe una oligarquía económica no corrupta... (¡!)