PERFECCIONAR PARA DOMINAR
En los entresijos de cualquier justificación sobre la existencia, o de esa finalidad que otorga sentido a todo aquello que no lo tiene, en el ánimo del que aún sobrevive a sí mismo, se manifiesta el afán por lo perfectible.
Es motivo de la perfección ser la potencia para el ejercicio de la dominación. Así, desde los infructuosos esfuerzos por dominar la naturaleza, hasta el fortalecimiento de las medidas normativas para la organización/control social, lo humano ha evolucionado a través de la especialización. Para ello , fragmentar fue la primera instrucción u orden que emitió un cerebro angustiado ante una cosmovisión global de pertenencia que aún no se había desdoblado de sí misma. La unidad primigenia dio paso a una ruptura y, desde entonces, la visión esférica del mundo fue quebrada por la conciencia de la incomprensión de pertenecer a él sin una explicación plausible. Estar no era suficiente y hubo que representar, que explicar, que crear, que perfeccionar, para poder ser.
Una vez sustraída su sombra, la exposición paulatina de la imagen suplantó al objeto que se proyectaba. Lo fluido se tornó sólido y para poder unificarse necesitó ser compartido a través de lo simbólico. Desde entonces “la verdad” fluctúa entre las creencias sobre lo intangible y las certezas de lo transformable, rivalizando por conquistar aquella posición primigenia de insustancialidad, solo recuperable por una ilusión a través de la serenidad de la esperanza o ante la incertidumbre de la indiferencia.
Si buscando las leyes de la naturaleza no encontramos su razón, a través de la escritura llegamos a suplantar memoria -arte de dividir y unificar- por historia. Deseando habitar nuestro propio reflejo, en la máscara, en la apariencia, constatamos una presencia que se nos escapa porque no tiene piel. De ahí que la organización estructural para encauzar este esfuerzo inútil tome su fuerza tanto de esas creencias proyectadas en las religiones, como en experiencias empíricas mediatizadas por la ciencia. El humanismo y el nihilismo son corrientes alternas que tejen las redes en las que descansa la visión imperativa de un mundo agotado que se descuartiza.
Para la mayoría de los individuos, y ante la pesadilla de sobrevivir en lo cotidiano, se nos ofrece el sueño de una especie de encantamiento hacia la esperanza, ya sea por vía de la fe o por aquél otro trasunto del conocimiento empírico; como si hubiera puentes dispuestos para atravesar el abismo. Todo sintetizado en ese intento de restituir el equilibrio en la economía de la muerte, a través de los avances tecnológicos, por todo aquello que se le hubo detraído por las matanzas colectivas en el ejercicio de cualquier soberanía.
20 comentarios:
"...un mundo agotado que se descuartiza."
Truculenta proyección clerical proclamada desde el decrépito púlpito de un "destino" asumido como tumba siempre anticipada. El exceso delata las ansias de colmar un vacío que, sin embargo, esgrime como estandarte el intelecto agotado.
¿Quién decide si sobrevive o vive? ¿Donde esta la percepción en uno mismo cuando no se identifica la perfección de tu sino? Fragmentando se llego a la bomba atómica ¿Cuanto resiste un cerebro? Si es indiferencia no puede ser incertidumbre,es posición adoptada. Paqueras¿donde está el fondo del mundo,lo tiene,se transforma? Estoy de acuerdo con "la poesía final" -Excelencia...- ya que el mundo laboral mata sin dejar observar lo antes escrito.
Fonchi, excelentes preguntas....
Sobrevivir/vivir. Es una cuestión de uno. Vivimos rn lo nuestro, en lo personal. Quizá sobrevivimos a lo exterior, a lo que se nos impone.
En ocasiones, hemos sobrevivido a pesar nuestro. Y de eso tu sabes lo suyo.
Yo no creo en eso del "sino", sobre todo a "toro pasado". En la India creen que las sucesivas reencarnaciones son el "camino de la perdección". Hablo sobre nuestra ansia de hacer todo perfecto. De que lo perfecto,
es un objetivo. Y eso nos arruina. Podemos percibirnos como somos,
imperfectos, y aceptarnos. Eso es lo cxomplicado. Siempre ecigimos a los otros, a las circuntancias, "al destino" algo perfecto... como un final feliz. eso es estúpido y dolo remarca nuestra ignorancia, y lo que es peor, nuestras pocas ganas de salir de ella.
La indiferencia es una de las formas de contrarrestar la INCERTIDUMBRE. La indiferencia suele funcionar como apariencia, es parte de lo aparente. Las
lágrimas corren aunque no fluyan al exterior. El cerebro sabe cuando
necsita desconectar, hay sobredosis de realidad inaguantable. En esto como
en casi tioo la cosa es muy personal
El fondo del mundo?. El mundo es un pozo aparentemente sin fondo, aunque la mierda lo rebosa.
La "libertad de expresión" -ese eufemismo propagado para ocultar el desconocimiento general y sus causas- ha hecho estragos. Todo el mundo cree estar cualificado no sólo para opinar, lo que ya es espeluznante, sino para pontificar -públicamente incluso- sobre las más complejas materias.
Cuando se ha perdido la vergüenza, se ha perdido todo, por más que insistan las apariencias.
Permitidme que os salude y me presente.
Mi nombre es Moskor, que significa “nada agitada”. Mi emblema es la tenia que con tanto ahínco alimentáis. Mi creciente dominio se remonta a los albores de la historia.
Mis adeptos me veneran y me odian a un tiempo, pero siempre me tributan sus esfuerzos.
De tanto en tanto, pero sobre todo al final de sus días, intentan eludirme sin éxito, la inercia y el terror a la inacción que siempre les infundí se lo impiden.
Extenuados, erigen mundos supuestamente destinados a la inactividad, y tan afanosamente se emplean en ello que fracasan por exceso de celo. Como dije, me veneran... sí.
Si, la "libertad de expresión es expresión de casi todo menos de libertad.
Asistimos desde que el ágora se transformó en gallinero a un espectáculo PUBLICO en el que cualquiera puede expresar estupideces pero cargadas de la notoriedad que le da el medio en el que las expresa.
Esas tertulias, mesas redondas, opiniones... atiborran las ondas, enturbian aún más la información y contribuyen sobremanera a la Intoxicación de la incomunicación.
En cuanto a la "Verguenza",Ogontar, introduces una pieza de peso que merece un trato para despacharse más extensamente. Si tienes algo elaborado adelante....
Moskor, es un personaje como un apéndice que no molesta hasta que se inflama. Siempre parasitando pero sintiéndose expoliado.
Que se tome unas tilas y se relaje...
Moskor os saluda de nuevo.
La descripción que hace de mí Transido es exacta, aunque un tanto esquiva.
Si alguien alberga alguna duda que espere unos días, muy pocos ya, y podrá corroborar lo acertado de su "diagnóstico".
Océanos de tila no serán suficientes...no.
Esperemos ese Despropósito de la "nada agitada" y hasta dónde puede alcanzar su entropía inherente.
Epilépticos saludos de Moskor.
Celebro vuestro leal empeño. "Algo" parece ser inevitable, de modo que ¡a rellenar! ¡A potenciar el Moskor que albergais!
El proyecto, no importa cual sea su naturaleza, es mi herramienta predilecta.
Propósito o despropósito sirven igualmente a una causa, la vuestra, que yo simplemente encarno.
Adoro vuestros disfraces, forman parte de la inercia y contribuyen eficazmente a perpetuarla.
Convulsivamente
Moskor
Esta es una vulgar forma de "redención". Eso de poner en otros lo que uno es, o lo que no es si viniera a el caso.
Potentado en el pedestal desde lo ambiguo en su "más allá" Kormos encarna una causa insustamcial, INÚTIL.
Es inexcusable que la pretenda intoxicar. Queda pues su derecho al retracto para no cercenar lo que aún pueda ser evitable en términos de premonición, en lo que parece ser su trama.
Transido me sugiere que exponga algún apunte o reflexión sobre la vergüenza.
Poco dado a las definiciones, probablemente a causa de mi ineptitud intelectual, evitaré definir la vergüenza.
No obstante, expondré algunas de las circunstancias o acontecimientos en los que, como ciudadano,
me siento invadido por tan embarazoso sentimiento.
Vivo en una localidad cuyas calles se han hecho intransitables a causa de esos prominentes obstáculos
–en este caso, altísimos adefesios de cemento– destinados a impedir el exceso de velocidad de motocicletas y automóviles.
Para las ambulancias, para los vehículos de bomberos y para cualquiera que necesite desplazarse urgentemente por estas calzadas,
dichos obstáculos suponen un perjuicio mayor que el que supuestamente pretendían solucionar,
poniendo de manifiesto que los transgresores de las más elementales normas de convivencia imponen finalmente su ley
(sin duda, con el tácito regocijo de algún concejal próximo a las cementeras).
Esta situación, una muestra entre las muchas que desgraciadamente podría exponer, me avergüenza, o lo que es lo mismo,
pertenecer a una sociedad que sistemáticamente delega sus más elementales responsabilidades (cual es la educación) al arbitrio de instancias judiciales, me avergüenza.
Que atávicos festejos nacionales, cual son la Semana Santa o la rancia Fiesta Taurina, obtengan cuantiosos recursos del erario público, eso me avergüenza.
Que, igualmente, se destinen fabulosos caudales públicos a erigir ostentosos palacios “culturales” por doquier
(museos: propaganda ideológica + intereses empresariales) mientras la sensibilidad (que es lo que nos permite distinguir un beso de una "mordida"),
el conocimiento y la creación merman de manera alarmante sin que nadie manifieste la más mínima preocupación, todo eso me avergüenza.
Que ciertas milenarias sectas, cuyo único mérito estriba en haber logrado propagar y prolongar su estafa a lo largo de los siglos,
reciban ingentes subvenciones del Estado y se arroguen el derecho a intervenir impunemente en asuntos que sólo a éste competen, eso me avergüenza.
Abundando en la vergüenza, de la televisión y del llamado “periodismo” tal vez hablemos en otra ocasión (o mejor no).
Esto que comentas tiene que ver más con la verguenza ajena que con la desverguenza ajena.
Desee luego que para recuperar la verguenza hay que perderla. Quizá fuera ese uno de los caminos de iniciación en los ritos de culturas que nos precedieron, ¿con Eleusis?.
Pero hay matices interesantes al respecto como lo/el sinverguenza, la desverguenza; las medidas en la verguenza: "que poca verguenza", etc.
Pero en lo que expones, lo curioso es que tú sientas la vergüenza de la desverguenza ajena.
Pero como se va a vergonzar quien no tiene de qué avergonzarse.
Otro hilo sobre este tema nos lleva también hacia aquello de "lavar las verguenzas", que se refiere a limpiar una parte de algún todo.
En cualquier caso hay un conflicto en torno a la verguenza si la tratamos como "moralidad social" o como "ética personal".
Todo esto nos puede llevar a analizar aspectos de "la transgresión".
Ah, Transido, Transido... ¡Juguemos, sí, a alterar los nombres!, al fin y al cabo el orden de los factores... De modo que a partir de ahora te llamaré Nardtiso.
La finalidad de la redención es redimir una condena o castigo: ¡imposible tratándose de Moskor!, irremisiblemente condenado.
¡Claro que mi causa es insustancial e inútil!
La UTILIDAD está reservada a aquellos que "de tanto en tanto, pero sobre todo al final de sus días, intentan eludirme sin éxito".
Pensaba que no era tan morubunda la situación de este personaje.
Un tanto estoico, ya vive la muerte en vida. Lo presentia más hedonista.
r
"ya vive la muerte en vida".
Vaya, vaya... ¡Qué extraordinario dominio del lenguaje!
No es para ningún dominio, ni malabarismo,siquiera de competición, a la que
deploro.
Me refiero a esa actitud por la que no se trata tanto de "morir en vida" que es a lo que invitan las religiones, creyendo, equivocadamente que así se "domestica" a la muerte, como de vivir "plenamente" la vida.
Me parece que tu causa o lo que quieres representar, tiene que ver más con la muerte en vida que propugnan todas esas religiones.
A tus palabras me remito:
"¡Claro que mi causa es insustancial e inútil!
La UTILIDAD está reservada a aquellos que "de tanto en tanto, pero sobre todo al final de sus días, intentan eludirme sin éxito".
No tengo un ápice de religioso, ni pretendo domesticar lo indomesticable.
En cuanto a "vivir ´plenamente´ la vida", mi redundante interlocutor, es algo que cada cual ha de decidir por sí mismo.
A la pregunta "¿Qué es vivir plenamente?" cada cual responderá según su propia concepción (por alienada que esta sea).
Se podría deducir de tu exposición que la inutilidad se contrapone a esa vida plena que mencionas.
Sin embargo, es todo lo contrario; es la inutilidad (la soberanía del juego) la que posibilita aspirar a una vida plena.
La vida no es útil ni inútil, pero una existencia útil está más alejada de la plenitud vital que una existencia inútil.
Estoy de acuerdo. Es la soberania del juego lo que da alguna oportunidad, siempre y cuando actúe esa especie de "voluntad sobre el azar" en cada tirada de dados....
La vida no es útio o inútil. Pero sí cuanto menos absurda.
Sobre la plenitud no tengo constancia. No juego a los juegos de azar. Ya tengo bastante suerte como para tentarla sobremanera.
"Me refiero a esa actitud (...) de vivir "plenamente" la vida".
Esto lo dices tú, no yo.
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