ECO DE SILENCIOS

En un momento en el que las grandes ideas han perdido su credibilidad, el miedo a un enemigo fantasma es lo único que les queda a los políticos para mantener su poder. (Z. Bauman)

Entre las consecuencias del capitalismo global está la transferencia de activos de la economía real a valores especulativos en la economía virtual. Ya sabemos que la balanza entre estas dos facetas del mismo monstruo se ha decantado “soberanamente” hacia el capital financiero y especulativo en torno a un drástico 90%.

La repercusión por esta maniobra es que el cáncer capitalista está autodevorándose porque ya no encuentra espacios que invadir. Su tasa de incertidumbre es tan crítica como la falta de masa–real que le pueda impulsar hacia otro espacio o lugar.

En esta tesitura la repercusión de la crisis global busca sus últimos réditos a través de la especulación sobre productos de primera necesidad (cereales, combustibles, energía, etc.) Pero mientras que en la mayoría de los países ricos hay aún margen para afrontar este imponderable, las repercusiones en los países pobres se han hecho ya notar. Los ciudadanos no pueden soportar más la contradicción entre la realidad del hambre y la miseria  y la telerealidad que muestra el lujo y el derroche con el que se los entretiene. Y es, precisamente en el cinturón de Estados que soportan las tensiones para el equilibrio geopolítico y geoestratégico sobre el reparto de áreas de influencia del colonialismo-cooperativo-sin fronteras, en donde ha estallado la burbuja de la única certidumbre que éste siempre impuso, a saber: “donde no hay nada que tener no hay nada que perder”.

Creen los fariseos y mercaderes del pastoreo que ya sea a través de  fundamentalismos laicos (democracias) o religiosos (teocracias) las masas, hasta hoy manipulables por el miedo y el terror que aquellos ejercen, en cualquier caso, acatarán sus dictados bajo esa máxima del sentido práctico vinculado al dominio conservador: “lo menos malo es lo mejor”.

Hoy los acontecimientos empiezan a mostrar que hay una masa-crítica suficiente de sujetos que pacíficamente comienza a modificar los fundamentos en los que se sustenta la soberanía del poder despótico que ejercen los títeres políticos financiados por el capital en los llamados “Estados soberanos”. Hoy es, en esos espacios de la “periferia”, en el “limes” entre el norte y el sur, en el mediterráneo, en donde quizá haya comenzado la evolución. Y lo que se nos muestra es lo irrefrenable de su contagio y el hundimiento de las gabarras que los transportan por mucho que éstas suelten lastre.

Pues es una cuestión en el espacio/tiempo que los procesos silenciosos ,en los que fluye y se diversifica la vida, arbitren otro modo de relación entre la especie que la habiliten para subsistir y sobreponerse al sistema cainita que hasta hoy nos amenaza con el exterminio.