Acerca de ...
De
cómo el predecir ejerce dominio.
El
orden
que manipula la probabilidad.
De
cómo el arte transforma lo probable en inevitable.
En
la medida en que el orden es el cumplimiento de una previsión evita lo imprevisto. El orden se fundamenta en las
consecuencias de lo previsible y por ello es reproductible y
manipulable. Por el contrario sobre lo imprevisible no hay
presunción, no hay referencia y sí aquella indeterminación en
donde la probabilidad se disemina. En ese contexto el acontecimiento
no es previsible, el accidente sí. Y dado que el porvenir no es
previsible y si accidental, lo imprevisible trastoca la sincronicidad
del presente continuo en el que se desenvuelve lo rutinario, lo
habitual, lo común, siendo con ello intempestivo.
Así
lo imprevisible es irreversible por impredecible, ofreciendo la
posibilidad para que se manifieste lo imperceptible.
De
este modo es como a través de lo imprevisible se fundamenta el
fracaso de la lógica de los fatalismos y determinismos, la lógica
de la producción, de la causalidad. Tanto el mito como la metafísica
concentraron su esfuerzo en reducir el riesgo ante la diversidad de
lo imponderable, de lo múltiple ante lo modal, de paralizar el
devenir, de subordinar lo activo a lo pasivo, el azar al arquetipo,
de minimizar lo casual.
También
el arte, en la medida en que visualiza, proyecta, diseña o se
circunscribe, desvela lo imperceptible en sus procesos, siendo lo improbable lo que enriquece la significación de sus diferentes lenguajes, convirtiéndose en la fórmula
estructural del objeto estético.
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