Consideraciones humanas sobre cuestiones inútiles, innecesarias e imperfectas de la profesión atea. Compartir lo efímero, testimoniar lo disoluto, aullar ante el silencio. Aulla! Aulla!

11/21/2012

Acerca de ...

De cómo el predecir ejerce dominio. El orden que manipula la probabilidad. De cómo el arte transforma lo probable en inevitable.

En la medida en que el orden es el cumplimiento de una previsión evita lo imprevisto. El orden se fundamenta en las consecuencias de lo previsible y por ello es reproductible y manipulable. Por el contrario sobre lo imprevisible no hay presunción, no hay referencia y sí aquella indeterminación en donde la probabilidad se disemina. En ese contexto el acontecimiento no es previsible, el accidente sí. Y dado que el porvenir no es previsible y si accidental, lo imprevisible trastoca la sincronicidad del presente continuo en el que se desenvuelve lo rutinario, lo habitual, lo común, siendo con ello intempestivo.

Así lo imprevisible es irreversible por impredecible, ofreciendo la posibilidad para que se manifieste lo imperceptible.

De este modo es como a través de lo imprevisible se fundamenta el fracaso de la lógica de los fatalismos y determinismos, la lógica de la producción, de la causalidad. Tanto el mito como la metafísica concentraron su esfuerzo en reducir el riesgo ante la diversidad de lo imponderable, de lo múltiple ante lo modal, de paralizar el devenir, de subordinar lo activo a lo pasivo, el azar al arquetipo, de minimizar lo casual.

También el arte, en la medida en que visualiza, proyecta, diseña o se circunscribe, desvela lo imperceptible en sus procesos, siendo lo improbable lo que enriquece la significación de sus diferentes lenguajes, convirtiéndose en la fórmula estructural del objeto estético. 

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