Consideraciones humanas sobre cuestiones inútiles, innecesarias e imperfectas de la profesión atea. Compartir lo efímero, testimoniar lo disoluto, aullar ante el silencio. Aulla! Aulla!

1/11/2013

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Libertad a cambio de seguridad. La extraterritorialidad del poder frente a la vinculación de lo político a lo local.

El “paraíso social del bienestar” que ofrecieron las sociedades democráticas después de la segunda guerra estuvo limitado por la garantía de su seguridad. Así, aquél impulso democrático fue perfectible desde el momento en que pudieron engranarse, por un lado, los nuevos medios de control y manipulación de masas y, por otro, el establecimiento de una bipolaridad en equilibrio a partir de los bloques militares. En esas circunstancias fue posible en Occidente “disfrutar de libertad” como de aquella opción referida que otorga la capacidad de disuadir a otro para no franquear los límites. Por ello, si la seguridad se fundamenta en torno a una amenaza, convendríamos en que la libertad lo hace en torno al control que se ejerce en su nombre.

En este sentido la seguridad se ha extendido hacia lo global, bajo sistemas multilaterales de disuasión, mientras que el control social confluye hacia el ámbito reducido de lo local. Se garantiza “la libertad“ sobre una seguridad global, pero se ejerce la represión bajo un férreo control social en el ámbito local. En ello se aprecia, tanto la garantía para el ordenamiento económico global, como que la única circunscripción para el orden político es el orden social bajo fórmulas de control represivas.
 
En ese contexto “la libertad”, es un atributo que ya no es patrimonio de las personas o de las colectividades sino exclusivamente de los capitales.

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