Consideraciones humanas sobre cuestiones inútiles, innecesarias e imperfectas de la profesión atea. Compartir lo efímero, testimoniar lo disoluto, aullar ante el silencio. Aulla! Aulla!

2/08/2013

HACIA LA FRACTURA POLÍTICA

 Por enésima vez la historia insinúa con repetirse. La piel de toro vuelve a mostrar sus desgarros y cicatrices y la “llaga de la nada” ahonda en su estiaje nutrida por el espanto.

El “régimen de libertades” con el que se suplantó a la dictadura parece que toca a su fin. Toda esta representación melodramática tenía escondida una fecha de caducidad, que se va haciendo legible después de 37 años.

Ahora comprendemos la sospecha de que realmente con los pactos de la Moncloa se refundaba el régimen franquista, con la connivencia y la complicidad de los poderes fácticos existentes (la Oligarquía junto a la Iglesia a través del Opus Dei y gran parte de la cúpula militar) y los emergentes (la Izquierda del exilio, secuestrada por el reformismo de un Partido Comunista desvinculado del comunismo y un Partido Socialista en refundación asaltado por una célula de buhoneros sevillanos en el Congreso de Suresnes). El fiel para el equilibrio de esa balanza fue la restauración monárquica que ejerció un papel catalizador y vino a colocar las cosas en su sitio. Con ello España continuó siendo un espacio en el que se confundía “el tener un lugar para todos, con el que todos estuvieran en su lugar”.

Una vez consensuado y aprobado el Contrato de distribución territorial y de poderes en la Constitución un audaz fajador, Adolfo Suarez, contuvo hasta donde pudo las veleidades golpistas de aquella parte del régimen que no participaba de la fiesta, aquellos a los que que la libertad de expresión o la de mercado cogió con paso cambiado. Después con Calvo Sotelo, el efímero, se produjo el amago golpista, que no fue sino una celada instrumentada para que de una vez por todas se quebrase el papel de centinelas que ejercían aún esos sectores limítrofes del régimen franquista incapaces de adaptarse al nuevo curso de los acontecimientos. Vino a continuación la primera alternancia política del bipartidismo reinante y el charlatán de feria que fue Felipe González cumplió sobradamente con su papel asignado, mostrando claramente cual era la verdadera materia de su discurso político: el incumplimiento de su programa electoral (entrada en la OTAN) y la vía libre a la corrupción como fórmula de capitalizar al partido para garantizar la continuidad en el poder, renunciando al capital humano de toda la izquierda. Fue la época de "la movida" como alternativa al prometido "cambio real", la circulación de “los maletines”, el advenimiento de la cultura del pelotazo y el consiguiente calentón económico que hubo que enfriarse al comenzar los años 90´. Ésta crisis económica, pero fundamentalmente la primera oleada de corrupción, casos Roldán, Guerra, Filesa, etc... entre sus filas le apartaron del poder.

La segunda alternancia política llegó con el bravucón de Aznar, un protegido divino al salir ileso de una voladura controlada, que consumó el milagro con la liberalización del suelo y del crédito. Nuestro modelo de crecimiento económico, fundamentado en el cemento y el ladrillo como ya ocurriera en los años 60´, cogía de nuevo carrerilla y se mostraba bien engrasado con la participación del sector público, el privado y también de la propia sociedad civil que asumía como propios los valores impuestos desde la reconvertida dictadura en este régimen de “libertades” devorando con anticipación, por la vía del endeudamiento en todos los órdenes, ese presente en el que ahora estamos. La fanfarronería de ese grimoso-paleto-castellano, Aznar, autoinvestido de cruzado junto a Bush en la guerra santa contra el Islam (como manda la historia y tradición española) y su impericia en la gestión del oportuno reconocimiento en la autoría de la respuesta dada por el integrismo islámico a su altanería con los atentados terroristas de Atocha, facilitó el retorno del flácido Zapatero, que en la más vanidosa de las componendas “cumplió” con lo prometido en su propuesta electoral en cuanto a la retirada de las tropas de Irak, pero a cambio de realizar un despliegue paralelo de las mismas en el nuevo escenario de Afganistán. En lo demás, sin problemas para esta tercera alternancia: tabla de windsurfing y a continuar la fiesta del “crédito yugular”, todo ello aderezado por la corrupción que ya empezaba a rebrotar con fuerza por toda la geografía en todos los órdenes y estamentos sociales y políticos. Pero la corrupción en la abundancia no fue mal vista por la ciudadanía en su conjunto, incluso fue premiada con la reelección de cargos públicos en las sucesivas convocatorias electorales municipales, autonómicas o generales, manteniéndose una siniestra sintonía entre electores y elegidos.

Tras la infame gestión de la crisis por el gobierno socialista, tanto en su diagnóstico como en su posible alcance y la falta de otra respuesta política distinta a la exigida por Europa y el Fondo Monetario Internacional, se dio paso a la cuarta alternancia y la elección, por mayoría absoluta, del baboso de Rajoy, que ha conseguido en un año profundizar aún más en la propia crisis social y económica del país por el impacto de las medidas económicas de ajuste que aplica y que vienen imponiéndose por imperativo de la Troika (Alemania, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional), incumpliéndose, como ya es tradición política, con todo lo expuesto en su programa electoral para conquistar el poder.

Llegados a este punto, tan previsible, han ido creciendo exponencialmente los casos de corrupción hasta convertirse en una pandemia endémica. Casos que implican a todos los estamentos institucionales: gobiernos, partidos políticos, empresarios, sindicatos, la judicatura y la propia casa real. Nada escapa al hedor que desprende este práctica que se amontona como la basura en procesos judiciales que se dilatan en connivencia de intereses hasta la prescripción, mientras que su pestilencia se expande por los medios de comunicación anestesiando las conciencias por la densidad de su magnitud, evidenciándose un problema de salud pública en toda su amplitud.

Ante todo ello sólo queda preguntarse si ¿están capacitados y a la altura de las circunstancias los protagonistas de esta orgía para poder contrarrestarla y ofrecer una alternativa política y económica creíble y viable?.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Muy buen análisis histórico-social. Creo que la pregunta del final ya está respondida en el texto. Hasta me parece un tanto ingenuo el plantearla

Inma dijo...

Excelente reflexión. Suscribo cada una de tus palabras. Los tuyos no son pensamientos inútiles, todo lo contrario. Y, desgraciadamente, poca gente piensa que todo fue una pantomima desde el principio. Tú lo has explicado estupendamente.

Y si no te importa, me gustaría llevar esta reflexión a mi blog. Pondría por supuesto la fuente. Espero que me digas.

Un abrazo grandote y de nuevo mis felicitaciones por tu blog.

TRANSIDO dijo...

Gracias Inma por tu comentario y a tu disposición éstas reflexiones o cualesquiera otras de este BLog, que lo son, de Dominio Público.

Pablo dijo...

Muy buena Transido! Genial trayectoria histórica que nos muestra que el sistema es el que es.
El otro día realizada una reflexión de si todo esto ha pasado así debido a: Clase política cateta y sin control? Los españoles tenemos un gen que nos hace proclibes a la corruptela? Poca cultura y falta de control sobre las instituciones?.
No hay que olvidar que en la lógica del capitalismo (con su máx beneficio siempre) termina por inducir a la corrupción (pues se gana más siendo corrupto que no siéndolo, entrando en un juego del prisionero en el que todos ganaríamos más sin corrompernos pero en el que nadie confia en nuestra honradez...). Es por ello que no creo que los españoles seamos "harina de otro costal" y que la cosa puede tener arreglo por parte de otros actores que no sean esta vieja guardia que copa las instituciones.

TRANSIDO dijo...

Efectivamente Pablo la cultura de la "clase" política es un reflejo de la cultura del país. La corrupción es una fiesta nacional de la que de una u otra manera participa la mayoria de la población.
Hay distintas lógicas del capitalismo, o digamos intensidades en su práctica. Hay la posibilidad de establecer límites y de regular de una u otra manera.
No se si ya asociado a nuestro sentido prevalente cainita debería considerarse también otro corrupto y fullero.