UN PLANO PARA EL UNIVERSO
Para aquellos visionarios anteriores al siglo XIV como Thomas Bradwardine el concepto de "Dios" se concretaba en una esfera infinita cuyo centro se hallara en todas partes y su circunferencia en ninguna. Hoy la ciencia nos explica el universo como plano e infinito en su expansión.
Pudiera parecer significativa esta diferencia entre una visión esférica y otra plana, sin embargo la misma no se nos antoja relevante salvo en las consecuencias que una u otra morfología puedan ocasionar: la contracción y la implosión en el primer caso y la expansión ilimitada sin colapso en el segundo.
Estas concepciones manifiestan o coinciden igualmente con esas cosmovisiones mundanas, corrientes, que el hombre común realiza sobre sí y su entorno. En aquella época el horror vacui, como imposibilidad de vacío en la naturaleza, obligaba a evitar fugas innecesarias, considerando el espacio extramundano como "vacío imaginario infinito", corroborando una correlación entre infinitud divina y espacial junto a una caduca existencia. Hoy, sin horror al vacío, la esperanza se deposita en cada interpretación, posibilitando la añorada vida eterna en un especie de estiramiento sin límites, en opción de perdurar, obviando lo ineludible: la fuga en un intervalo.
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