KILOWATIOS, LADRILLOS,... SEÑALES
Evidentemente corren nuevos tiempos para la dermatología económica, esa imaginería que pretende reparar aquello que mangoneó en el resuello de lo disoluto. ¿Es sólo una cuestión de orientación, o quizá de tendencia?. Nadie lo sabe, pero todo indica que los precios de la luz irán al alza durante los próximos años. Y todo gracias a las alegrías de los carteristas, disculpen de los accionistas, que estimulados por Opas hostiles y amigables, fusiones y compras, porcentajes y cerveza, y LIBERTAD – LIBERTAD - LIBERTAD, y MÁS LIBERTAD, disfrutan del mercado de las maravillas de la especulación.
Lo que sí parece es que en este mundo de lo eléctrico, en apariencia más competitivo, la tendencia no es a que se diversifique la oferta por la presión de la competencia, sino que se contraiga. La guerra en el sector energético no está en las cuotas de mercado, como en el sector de las telecomunicaciones, sino sobre quién detentará la planificada concentración monopólica.
Parece que la energía se va a convertir en el próximo caballo que desbocará en la ciénaga una vez que haya pasado la época del ladrillo. Esto lo certifica impunemente la irrupción en este sector de Empresas Constructoras. ¿Será una casualidad?. A lo mejor esto trae como consecuencia la paralización de los PGOUS que están a punto de aprobarse en tantas y tantas localidades de este país. Pues, ¿qué es hoy un municipio sin un PGOU?.
Y qué es un PGOU me preguntarán los lectores de Sudamérica o de Nuevo México –un saludo para todos y gracias por vuestro respetuoso silencio- pues ni más ni menos que un Plan General de Ocultación Urbana. Una especie de sumidero por donde se destilan ya purificadas las entrañas de la especulación, una especie de aspirador para una liposucción social que reabsorbe todo lo que se vaya a producir en términos monetarios en los próximos años. Una MACROHIPOTECA, no sobre las plusvalías de las relaciones contractuales del trabajo, NO, la cleptocracia ilustrada, la banca, ha planificado absorber todos los impuestos municipales de los próximos treinta años, y si no lo consigue pues continúe leyendo.
Esto plantea innumerables cuestiones, pero también una gran pregunta. ¿Qué ocurre si el municipio por avatares del destino no puede hacer frente a ese empréstito?. La respuesta parece obvia: una vuelta a la Edad Media pero sin castillos; todos vasallos de la Banca, que reclamará todo lo construido con relación a ese PGOU. No importa que en cada célula o nicho haya un bicho que pague religiosamente su pequeña y lustrosa HIPOTECA. Eso no variará, pero además habrá que amortizar lo que el Ayuntamiento no pueda abonar so amenaza de desahucio colectivo por impago de créditos contraidos por todos bajo la sombrilla democrática Municipal.
¡A los toros, a los toros!. Todavía se escucha en los mentideros del bocalamio.
Pero mi amigo “el poeta” ha hecho una postilla por traer esto a colación. Y uno no tiene reparo en disponer de este espacio y ponerlo a su disposición, pues aquí se dice concisa y frugalmente lo que miles de folios y legajos no pudieran concretar tan sucinta y llanamente, y que mañana sería canción si encontrara quien le prendiera ritmo y percusión.
Lo que sí parece es que en este mundo de lo eléctrico, en apariencia más competitivo, la tendencia no es a que se diversifique la oferta por la presión de la competencia, sino que se contraiga. La guerra en el sector energético no está en las cuotas de mercado, como en el sector de las telecomunicaciones, sino sobre quién detentará la planificada concentración monopólica.
Parece que la energía se va a convertir en el próximo caballo que desbocará en la ciénaga una vez que haya pasado la época del ladrillo. Esto lo certifica impunemente la irrupción en este sector de Empresas Constructoras. ¿Será una casualidad?. A lo mejor esto trae como consecuencia la paralización de los PGOUS que están a punto de aprobarse en tantas y tantas localidades de este país. Pues, ¿qué es hoy un municipio sin un PGOU?.
Y qué es un PGOU me preguntarán los lectores de Sudamérica o de Nuevo México –un saludo para todos y gracias por vuestro respetuoso silencio- pues ni más ni menos que un Plan General de Ocultación Urbana. Una especie de sumidero por donde se destilan ya purificadas las entrañas de la especulación, una especie de aspirador para una liposucción social que reabsorbe todo lo que se vaya a producir en términos monetarios en los próximos años. Una MACROHIPOTECA, no sobre las plusvalías de las relaciones contractuales del trabajo, NO, la cleptocracia ilustrada, la banca, ha planificado absorber todos los impuestos municipales de los próximos treinta años, y si no lo consigue pues continúe leyendo.
Esto plantea innumerables cuestiones, pero también una gran pregunta. ¿Qué ocurre si el municipio por avatares del destino no puede hacer frente a ese empréstito?. La respuesta parece obvia: una vuelta a la Edad Media pero sin castillos; todos vasallos de la Banca, que reclamará todo lo construido con relación a ese PGOU. No importa que en cada célula o nicho haya un bicho que pague religiosamente su pequeña y lustrosa HIPOTECA. Eso no variará, pero además habrá que amortizar lo que el Ayuntamiento no pueda abonar so amenaza de desahucio colectivo por impago de créditos contraidos por todos bajo la sombrilla democrática Municipal.
¡A los toros, a los toros!. Todavía se escucha en los mentideros del bocalamio.
Pero mi amigo “el poeta” ha hecho una postilla por traer esto a colación. Y uno no tiene reparo en disponer de este espacio y ponerlo a su disposición, pues aquí se dice concisa y frugalmente lo que miles de folios y legajos no pudieran concretar tan sucinta y llanamente, y que mañana sería canción si encontrara quien le prendiera ritmo y percusión.
SEÑALES
Qué poca curiosidad
Se suele presentar
Cuando en tu localidad
Empiezan a florecer
Flores de papel.
Es así que van apareciendo
Mejoras circunstanciales
Escenas que se van tejiendo
Como una película
Que te quiera distraer.
Rotondas para un ensanche
Mejoras en los accesos
Nuevas sucursales del crédito yugular
Conciertos musicales bajo estrellas que no se ven.
(Pedazo de coro: ¿Y quién los paga?)
(Voz en off: Hasta aquí se ha metío er canario)
Son señales que nos anuncian
Con cierta antelación
Que está próximo a aparecer
Un Plan General
De Urbana Ordenación
Pero todo esto y disimuladamente
Lo tuvo que presentar
Un Consulting corpuscular
Que ofreció asesoramiento
Y dinerete por escuchar
Una propuesta para planificar
La vida social.
¿Hay concejales tránsfugas?
¿Más dinero para verbenas?
¿Nuevos servicios para el lugar?
¿Gasolineras, inmobiliarias,
Más superficie comercial?.
Son Señales que nos anuncian
Con cierta antelación
Un Plan General
De Urbana Ordenación.
Banderas flamantes
Un territorio a conquistar
Ha llegado ya. Ha llegado ya
El nuevo orden inmobiliario
Del progreso y la libertad.
4 comentarios:
¿Acaso son los constructores una nueva casta que se dispone a mandar en sustitución de la banca?
¿Podría pensarse así al ver como toman el relevo en un sector tan estratégico como el de la energía? Pero no debe echarse en el olvido que es un sector regulado, que vive de las circunstancias que teje el BOE y, por ello, bien asentado en las tradiciones arcáicas del dinero español: nada de riesgo, sólo se actúa tras el paragüas de la "Ley".
En efecto, quién realmente gana en todo este juego de OPAs y contraopas es la banca, la gran banca, la de siempre, que ha sacado una jugosa tajada en esta redistribución concentradora de la riqueza que tiene su origen en el desorbitado incremento del precio de la vivienda gracias a los créditos hipotecarios, lo vuelve a sacar por su participación en las inmobiliarias, lo saca reinvirtiendo la riqueza acumulada en préstamos para la compra de participaciones abultadas en energéticas, y en el aumento que la compra provoca en las cotizaciones. Ganan, ganan y ganan los de siempre. Sólo cambian de actividad pero, como se vé no han dirigido sus pasos a sectores como la nanotecnología, bioingeniería o telecomunicaciones que son los que realmente tienen un futuro a largo plazo, no, el corto plazo, siempre el corto plazo, el cortísimo del regate aprovechando la circunstancia de tener con anticipación la última edición del BOE y conocer antes que nadie la restricción de suelo público o el próxima de precios de la energía eléctrica
Precisión. Sin duda.
Pero ya se ha traspasado la sombra de la Ley. Es a su socaire y en sus intersticios en dónde se ampara gran parte del negocio. Pero estamos asistiendo a la aparición de "erupciones inmobiliarias", una especie de salpullido que colorea nuestra piel de toro, mostrando si cabe un aspecto aún más putrefacto.
Parece también que este salpicón está afectando tanto a empresarios-constructoras-inmobiliarias-banqueros como a políticos de todo rango y color.
Hay voces que piden ya un pacto de silencio para este tema. Demasiado tarde, la guerra ya se ha seatado y el sector de la comunicación va a encontrar aquí una mina.
Queda por ver qué hará la justicia. ¿Utilizará también esto para lavarse la cara? o quizá también tiene intereses en el asunto y exhorte al silencio.
No, no se ha traspasado la Ley, ni se actúa a su sombra o en sus resquicios. Lo que ha pasado es que la Ley les ha cobijado al declarar el "todo vale" como principio universal.
la justicia no podrá hacer nada, porque sólo tiene que vigilar que se cumpla la Ley. Hemos entrado en la etapa del capitalismo salvaje donde nadie pone puertas al campo, porque ya las ponen al construir.
No estoy de acuerdo con esto que dices. Hay casos como el de un pueblo de Madrid que ahora no recuerdo, y seguramente más en que es así, incluso escuché a su alcalde reconocer en TV que había comprado con su padre unos terrenos,que luego se recalificaron y construyeron a continuación... Todo LEGAL. asi lo parece.
Pero en otros casos hay blanqueo de dinero, estorsiones y compra de votos, transfuguismo, sociedades interpuestas, et, etc...
Lo legal da cierta cobertura, pero hay mucho fuera de lo legal, y ahí es dónde se debe exigir la intervención fiscal.
Claro que todo esto es a posteriori.
La única defensa es organizarse socialmente ante esta u otras tropelías, y evitarlas con presión y bronca.
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