Consideraciones humanas sobre cuestiones inútiles, innecesarias e imperfectas de la profesión atea. Compartir lo efímero, testimoniar lo disoluto, aullar ante el silencio. Aulla! Aulla!

11/03/2008

DESPISTAJE DE COLOR O DE GÉNERO

Una de las técnicas más socorridas en el marketing del nuevo milenio es tirar de estereotipos que hasta hoy no representaban sino a sectores minoritarios de escaso poder adquisitivo. La aparente emancipación de colectivos hasta hoy proscritos como los de gays y lesbianas se han ido produciendo fundamentalmente por su acceso paulatino a formas de ejercer el poder desde sectores tanto políticos como económicos. Occidente, incapaz de liberarse de sí mismo, de su capitalismo calvinista, ha optado por disponer la integración productiva de otros colectivos hasta ahora considerados marginados a través del reconocimiento de figuras jurídicas como “el matrimonio” o “la adopción”, lo que nos enseña, no sólo la capacidad de uniformizar que tiene el sistema sino, además, como esos colectivos, asimilados pasan a configurarse como sectores susceptibles de colonización consumista específica, por lo que las grandes marcas comerciales dirigen hacia los mismos suculentas ofertas de sus productos.

La aparición de un hombre de color, de un anciano o de una mujer en la campaña americana muestran que la connotación del producto vale tanto o más que su contenido. Pero los valores de connotación tienen que ver fundamentalmente con aquellas creencias o vicisitudes con las que la “persona singular” o receptor construye su ideario, en una especie de ingenuidad manipulada que se siente atraída por la irrupción de esa novedosa presentación. De ahí que de ello se desprenda la creencia en los valores que esos productos representan:

Mc Cain: la américa sabia, de los ancianos, lastrado por mil batallas, pero que ha sobrevió a todas ellas, y que aún tiene coraje para dirigir el imperio, como si de una compañía de reservistas en maniobras se tratara.

La Sra Palin: que representa a la sacrificada ama de casa que, liberada del arrinconamiento machista, ha accedido a cotas de poder en Alaska, un Estado periférico de la Unión, y puede, por méritos propios, suceder al propio presidente en caso de incapacidad.

Obama: el tipo que le pone color al concurso, aquel que puede ser aceptado por parte de los blancos pero que no lo será por los hispanos, los judíos y otras etnias que allí conviven, pues la envidia racial suele ser peor que el propio racismo.

Este es el casting del programa “elija Ud. a su presidente”. Esta vez los guionistas se han esmerado y el público parece que está respondiendo movilizándose masivamente. Los beneficios serán excelsos sin duda, y lo de menos será, como casi siempre, el elegido. Claro que de ilusión también se vive, y de ello nos habremos dado cuenta dentro de unos meses, quizá un par de años, cuando a pesar de todas las apariencias y de tanta esperanza, la respuesta a la barbarie será más barbarie. Con lo cual casi todos estarán contentos pero desilusionados, esperando novedades en el circo mediático.

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