REFORMISMO O RUPTURA IV
¿Qué oportunidad tiene la ciudadanía
de cambiar el guión de esta película?. ¿Mantener el crédito
electoral hacia esta “clase política” corrupta o plantearse
continuar su movilización y conformar otra alternativa que cuestione
el modelo político y social existente e inicie democráticamente un
nuevo período constituyente?.
Ya se comentó en la anterior entrega
el esperpéntico papel que están ofreciendo los “Sindicatos de
Clase” en la crisis social que padecemos, comportándose de facto
como elementos de control social, de desmovilización con sus sendas
convocatorias de Huelga General, absolutamente ineficaces, que han
servido para cumplir con su expediente de cara a la galería, con el
papel de comparsas del poder del cual se sustentan y del que se
nutren.
Ni una sóla estrategia reivindicativa cercana o vinculada
con las personas que son desahuciadas por los bancos, ningún apoyo a
las personas excluidas que ya no reciben ninguna prestación social,
ningún gesto público de solidaridad hacia la clase que dicen
representar. Están fuera de la realidad preocupados por las próximas
elecciones en sus respectivas organizaciones, en las que pretende
perpetuarse la gerontocracia casposa que las gobierna. No hay ningún
signo de contestación interna, de cuestionamiento de su papel social
y del lugar que se debe ocupar en las actuales circunstancias porque
con ellos no va esta historia.
Por otro lado IU, a tenor de lo que
practica allí donde gobierna en coalición con el PSOE (Andalucía)
no muestra ninguna diferencia notoria que la identifique como fuerza
beligerante al menos con las políticas neoliberales que tanto
PP-PSOE realizan a la hora de gobernar. Su estrategia de esperar a
que se deteriore aún más la situación para recoger los millones de
votos de los ciudadanos desencantados, indignados, hastiados es
cuanto menos errónea. No son suficientes las querellas judiciales
impuestas por los papeles de Bárcenas, ni sus adhesiones a título
personal de algunos de sus diputados en las concentraciones en las
cercanías del Congreso de los Diputados. No son visibles otros
gestos más radicales, que no contemporicen, que exigen la apertura
de su organización a la ciudadanía como alguno de sus
representantes como Alberto Garzón ha expresado reiteradamente. IU
sólo espera adhesiones de futuros votantes, no para conseguir una
mayoría social real que cambie radicalmente la situación social del
país, aspira simplemente, a tenor de lo que se muestra, a conseguir
más diputados y convertirse en el primer partido de la oposición.
Llegados a este punto la cuestión que
se nos plantea como ciudadanos, a título individual y colectivo, es
construir una alternativa de gobernanza a través de una organización
política autónoma (plataformas ciudadanas) de los partidos
políticos hoy existentes, constituidas en todos los municipios
posibles y que pudieran concurrir a las próximas elecciones
municipales y generales o conformar y robustecer una organización
social que sea capaz no sólo de ser un contrapoder operativo y
eficaz frente al bipartidismo político sino,
también, que ofrezca en su práctica de acción cotidiana una
alternativa de gestión al propio sistema capitalista.
Hasta hoy ambas posibilidades han
mostrado viabilidad en cuanto a las experiencias que las avalen. La
opción de "participación política" tiene ejemplos significativos en
varios municipios (Torrelodones, etc...) y la alternativa de "gestión
cotidiana" tiene ya suficientes muestras de estar desarrollándose con
todo tipo de proyectos de apoyo mutuo. ¿Son incompatibles ambas
iniciativas?.
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