Consideraciones humanas sobre cuestiones inútiles, innecesarias e imperfectas de la profesión atea. Compartir lo efímero, testimoniar lo disoluto, aullar ante el silencio. Aulla! Aulla!

11/30/2006

LA AMENAZA

Lo que constatan las victorias son grandes fracasos.

Algunos ya están situados en esa victoria, o mejor, empiezan a festejar lo que celebran como un gran fracaso: acabar con la posibilidad de que no haya más muertes por el terrorismo de lo vasco, de que no haya más secuelas en personas con discapacidad, en personas huérfanas o viudas…

Es al menos sorprendente constatar como las víctimas quieren transcenderse como verdugos, cómo la paz sólo se reivindica como posible a través de la venganza, de la propia violencia, cómo para redimirse y existir se necesita de más sangre inocente. Esto que parece entresacado de un mal guión cinematográfico es lo que se muestra tras el rostro de la Asociación de Víctimas del Terrorismo.

¿Será que el ofrecimiento en el sacrificio de las víctimas hacia su propia violencia sea la propia paz?.

Ante todo, y lo más preocupante, es que estas víctimas lo fueron de un terror con nombre y apellidos, pero hoy lo son además por un terror que se esconde tras el resentimiento y la manipulación para alcanzar otros fines que no son los de cada una de las personas que lo soportan: dejar de sufrir.

Parece, a la vista de los acontecimientos que se nos muestran, que ser víctima y sufrir crea adicción, y por lo tanto cada día la dosis y la tolerancia para satisfacer esa demanda vaya en aumento. De ahí que no sólo se reivindique el comprensible "picotazo" de dolor, sino que la falta de narcótico –sangre, más víctimas- sea lo que en realidad se demande. ¡QUE NO ACABE LA FIESTA!. De lo contrario amenazan con una insurrección civil.

Ante esto hay que reaccionar.

Ya hace tiempo que la indignidad, esa muestra de la incivilidad que pretendimos desterrar tras una guerra civil y una dictadura siniestra, ha vuelto a instalarse como tegumento del desorden político y social, que se expresa a través de esas bocas llenas de nacionalismo trufado por un partidismo timorato, o tergiversa hasta lo inverosímil y con guasa las evidencias documentadas de sus comportamientos, o sacraliza la mentira imponiéndola repetidamente hasta transmutarse en "verdad".

Este es un juego peligroso, en el que no sólo ha entrado lo más reaccionario de la derecha política imponiéndolo como estrategia para recuperar el poder, sino que también lo asumen colectivos ciudadanos que representan la verdadera cara de las consecuencias que nos depara un cruel nacionalismo radical de protohomínidos del odio.

Si las "Víctimas del Terrorismo" actúan en esta línea, sacrificando la posibilidad de ausencia de crímenes por su venganza personal, que no se extrañen de que el resto de la ciudadanía cambie su opinión sobre ellas, considerándoles también verdugos e instigadores de esa misma violencia, esa que deja secuelas y también suculentas subvenciones para seguir ladrando a quienes les dan de comer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo: uos y otros están traficando con el odio, que es la herramienta política más feroz, a cambio de titulares en la prensa y otros beneficios. Me repatea escuchar las pullitas constantes del PP, pero aún más que las víctimas y familiares se presten a este juego endemoniado.