Consideraciones humanas sobre cuestiones inútiles, innecesarias e imperfectas de la profesión atea. Compartir lo efímero, testimoniar lo disoluto, aullar ante el silencio. Aulla! Aulla!

2/02/2009

EXPONERSE O EXHIBIRSE

Si por algo se caracteriza esta época de obsolescencia es por el carácter efímero de sus manifestaciones. Si el arte, como las personas, necesitaron con la modernidad exponerse hoy sólo reclaman exhibirse. Hoy la línea de lo expuesto frente a lo exhibido es difusa, aún así podemos intentar contextualizar ambas actitudes.


Es intrínseco a la exposición el riesgo que puede producir el contacto. Algo expuesto a un determinado medio se ve condicionado por él. Pero para que algo pueda ser expuesto debe contener en sí elementos proclives a mostrarse, a diferenciarse, a que pueda ser cuestionada aquella atmósfera de imperturbabilidad que el objeto desprende desde que fuera creado. Por otro lado, aquello que se expone suele contar con el medio elegido, interactua con él en una relación biunívoca en la que se corre un riesgo tanto para el que expone, lo que se expone, como para quien lo observa. Cuando alguien exponía sus obras debía contar al menos con el peso de la mirada crítica. Así la exposición nace de la consciencia de la insignificancia.


Por el contrario la exhibición no se presenta como un riesgo sino como imposición de una certeza: aquella que nace del deseo unilateral del que se exhibe por imponerse. Exhibirse es afirmarse negando al otro, negando otra posibilidad. La exhibición oculta mostrándose. Es luz que deslumbra en la penumbra. No busca la observación sino la expectación. Es vital en el acontecimiento pero moribunda en el obrar. La exhibición es un canto a la magnificencia.


Hoy lo expuesto en contraposición a lo exhibido ha perdido posiciones, espacios. Lo expuesto requiere reciprocidad, diálogo. Lo exhibido es un monólogo unidireccional que exige solo mirar. Si lo expuesto interacciona con lo real, lo exhibido monopoliza lo virtual. Lo expuesto pertenece a la representación, lo exhibido al espectáculo.


Así, los llamados “medios de comunicación” se han convertido en los lugares de exhibición virtual. La publicidad ha hecho posible que sea necesario convencer, a través de la exhibición, de las características o funciones de los objetos. La exhibición es parte de la funcionalidad de un objeto. Lo que no es exhibible no es consumible, por lo que gran parte del estímulo para el deseo es la propia exhibición. La exhibición es pues el valor añadido con el que debe contar todo objeto para mostrarse en el espectáculo del consumo, porque la exhibición enciende el deseo.


Los expositores eran aquellos lugares en los que se ofrecían los objetos a la mirada de los transeúntes en los comercios al detal. Dado que lo exhibido necesita movimiento, la exhibición prefiere los soportes móviles, desde una caravana de carnaval hasta la proyección de planos-secuencia en el formato publicitario al por mayor, de tal modo que el anuncio es un soporte para la exhibición, mientras que la fotografía lo sería para la exposición.


Algo se expone porque se arriesga mientras que algo se exhibe porque se asegura. Algo se expone en busca de lo que pueda ser recuerdo, mientras que algo se exhibe para poder ser olvido.

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