Consideraciones humanas sobre cuestiones inútiles, innecesarias e imperfectas de la profesión atea. Compartir lo efímero, testimoniar lo disoluto, aullar ante el silencio. Aulla! Aulla!

11/24/2010

LOS SINDICATOS DE LA "CLASE POLÍTICA"

Una de las consecuencias de la "transición democrática española" fue precisamente la ruptura, la brecha acaecida, entre lo político y lo social. Esto es, el desmantelamiento realizado por los partidos mayoritarios de izquierda (Partido Comunista y Partido Socialista) de la Izquierda Social, de todo el movimiento ciudadano y de clase de oposición real a la dictadura.
La aparición de la denominada certeramente por los medios de opinión la "Nueva Clase Política" produjo en la izquierda la necesidad de crear una red empresarial y financiera para su capitalización económica en detrimento del capital humano que hasta entonces se había ido acumulando en la lucha antifranquista. Así se produjo el intercambio de "fuerza revolucionaria" por "fuerza monetaria", de modo que todo el movimiento vecinal de oposición al régimen, en el que se integraban desde la izquierda más radical hasta agrupaciones de católicos de base, fue desmovilizado de la noche a la mañana. El PSOE, desde que accedió al Gobierno en 1982, imprimió la consigna de desmovilizar, desamortizar, ese patrimonio en detrimento de establecer, para mantenerse en el poder, una red de clientelismo social, que fundamentado en la acción política, a través de las distintas administraciones públicas, fuera creando amplias bolsas de empleo subvencionado o de paro subsidiado, dando con ello lugar al llamado "voto cautivo" que vino a ocupar o sustituir en gran medida el "voto ideológico".
En todo este proceso sindicatos con alta afiliación como Comisiones Obreras, que había sustentado la lucha antifranquista real durante la dictadura, se transformaron en pieza clave para que pudieran realizarse las reformas estructurales previas exigidas desde Europa para la integración de este país en ese club. La siderurgia y la minería, dos sectores históricos en la lucha obrera en la conquista de derechos por los trabajadores, se convirtieron en la ofrenda sacrificial a inmolar. Todo ello ocurrió en la década de los 90, durante los gobiernos con mayoría absoluta del Partido Socialista, y únicamente se pudo realizar con la connivencia y el vasallaje de los "sindicatos de clase" (Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores) que ejercieron un papel estelar como anestesistas desmovilizadores de toda oposición al mismo, cobrando así un marcado protagonismo como estructuras vinculadas al poder político y por ello dependientes económicamente de él.
A su vez y tras la recuperación de su patrimonio inmobiliario estos dos sindicatos también decidieron intercambiar su "capital humano" por capital financiero. Ya no hacía falta vivir de sus propias cuotas, ahora recibían cuantiosas subvenciones para consolidarse como organizaciones de poder necesarias para articular la estructura del Estado. Así, aquella organización que fue capital para el advenimiento de la República, que ayudó a impulsar y consolidar el movimiento obrero y la lucha de clases, como es la UGT, se convirtió junto al nuevo sindicato comunista, Comisiones Obreras, en lo contrario: agentes de la desmovilización y domesticación social.
Por otro lado, el sindicalismo anarquista de la CNT, que tuvo un aparente resurgimiento iniciada la transición, se vio rápidamente postergado y reducido a una presencia residual y testimonial, entre otras razones: por divisiones internas, por su inactividad durante la última fase de la dictadura, y porque, a fin de cuentas, era una competencia no deseada para los otros dos sindicatos, así como y en última instancia, porque en este Estado neoliberal no se podía reflotar algo que por principio iría en contra de él.
A pesar de las apariencias de independencia de estas organizaciones sindicales mayoritarias frente a los gobiernos de turno, de izquierda o de derecha, durante toda esta etapa democrática, exteriorizadas a través de varias huelgas generales, que no fueron nunca ni lo son hoy acciones de lucha contundente para transformar la sociedad, ni siquiera en aspectos puntuales o sectoriales y concretos de la misma (la reforma laboral o la próxima reforma del sistema de prestaciones de la Seguridad Social). Por el contrario, han sido simplemente la manifestación de la fuerza de unas Organizaciones asentadas en la poltrona, parasitarias del propio tejido productivo y que sólo han hecho ver a los sucesivos gobiernos su fuerza y poder al objeto de reclamar más prebendas y dinero. Prebendas como la de los liberados sindicales o las condiciones de los Comités de Empresa y, sobre todo, la financiación de unas estructuras burocráticas que ya sólo defienden sus propios intereses corporativos a consta de los trabajadores y del erario público.
De todo ello, los llamados "sindicatos de clase" así como el resto de sindicatos, conforman hoy, en el Estado y en cada Comunidad Autónoma, una estructura de poder anexa a los partidos políticos, con una función clara de legitimación sobre todas aquellas cuestiones o decisiones que tome cada gobierno de turno, representando el papel de interlocutores sociales junto a las organizaciones patronales, todas ellas piezas claves para reforzar e imponer esta pantomima democrática que nos secuestra, en la que la nueva "clase política" ha sustituido el papel de la aristocracia casposa y secular de la sociedad española, convirtiéndose en el lastre o el agujero negro que, por su dimensión, detrae en gran medida los recursos necesarios para el desarrollo humano del conjunto de la población.

5 comentarios:

Robespierre dijo...

Parte 1

Estimado Transido:

1. Los sindicatos, como cualquier grupo humano, son la suma resultante de la mayoría de sus miembros. Vamos, lo que da la mata. Y en España, las cosechas mejores se dan en secano. Pensamientos resecos y achicharrados. Más la picaresca, producto más típico del país que el aceite de oliva.

2. La mirada atrás suele llevar aparejada, incluso en una persona tan crítica como usted, una cierta edulcoración de los hechos reales. ¿Había realmente tantos grupos sociales de izquierda que tuvieran que ser desactivados por los partidos y sindicatos mayoritarios? ¿O más bien se trataba en la mayoría de los casos de entretenimientos burgueses asociados a la juventud, actos de afirmación narcisista plagados de acné? Más la red de infiltración del partido comunista que se desinfló con la primera derrota brutal de las elecciones generales.

3. Desde mi punto de vista, la gran crítica que se debe hacer a los partidos y sindicatos de izquierda, no es, por ejemplo, haber desmantelado una siderurgia que no valía más que para perder dinero por su falta de competitividad internacional, sino no haber dedicado todo su esfuerzo político a propiciar el cambio en un país con los antecedentes que tiene España, que no podía ser otro que una nueva cultura democrática, donde la educación y la formación, asociadas a la justicia, fueran los pilares del nuevo estado y la nueva sociedad española. Se ha optado, por el contrario, por la especulación y la desertización, ambiental y humana.

4. No se puede pasar por alto, como si no hubiera existido, la guerra civil y los 40 años posteriores de régimen fascista. ¿Qué quedó en pie después de aquello? Descontados los muertos y exiliados, en España hubo que partir, no de cero, sino de menos 1000. ¿Dónde se educaron los líderes de la democracia, también los de izquierda? En colegios fascistas. No había otros, salvo una élite insignificante de la alta burguesía. A las pruebas me remito.

Robespierre dijo...

Parte 2

5. La pasta que el estado le suelta a los sindicatos mayoritarios, resultante de las elecciones sindicales, a las que se puede presentar todo dios, es, a su vez, consecuencia del sistema de representación de que se ha dotado el sistema español. Los sindicatos representan "de oficio" a todos los trabajadores. Si se hubiera optado por el sistema nórdico, los sindicatos sólo representarían a sus afiliados, vivirían de las cuotas y las ventajas que obtuvieran en la negociación colectiva serían exclusivamente para los trabajadores que pagaran dicha cuota. Por eso en Suecia o Finlandia el índice de afiliación sindical es del 90 por ciento y en España del 30, como mucho (me faltan datos recientes). ¿Para que me voy a molestar si me van a aplicar las mejoras que consigan los sindicatos, sin mover un dedo, ni arriesgarme ante el jefe? Seamos coherentes.

6. Si la izquierda oficial y acomodada en las poltronas del poder no espabila es porque no tiene nadie que le marque el territorio más a la izquierda. ¿Dónde están los descontentos? En la tasca, poniendo a parir a todo cuanto no sea su ombligo, pero sin hacer nada.

7. Lo que mejor conozco, que es la Unión General de Trabajadores, se rige por un sistema de participación absolutamente democrático. Los dirigentes se quitan y se ponen en congresos, donde la votación libre y secreta es la norma. Si no están los mejores, en bastantes casos, es la resultante directa de la falta de participación de los trabajadores. O no se afilian o, si se afilian, se contentan con pagar la cuota y se acabó. Así se eternizan algunos, sin contestación ni debate interno.

8. Todo este debate es el viejo debate de la izquierda desde su nacimiento. El gran problema, tal vez, es que no hay casi debate, porque no hay demasiado pensamiento, porque no hay demasiado tiempo. Porque la mayoría prefiere la morfina del consumo. Franquito, dejó dicho que quedaba todo atado y bien atado. Bueno, ya se han desatado algunos nudos, pero faltan todavía muchos más.

9. Para que algunos juicios de valor no parezcan lo que no son, conviene no hacer peligrosas generalizaciones. Los sindicatos, con todas sus miserias, que son muchas, han ocupado un papel importante en la poca modernización que ha sufrido este país en la etapa democrática. Si no existieran, como quieren muchos, habría que inventarlos de nuevo. De su calidad, insisto, dependen factores esenciales como la participación activa de los trabajadores con conciencia de clase, ese concepto que han mandado al museo hace ya bastantes años. Así van las cosas.

TRANSIDO dijo...

Estimado marqués:

1. Pretender singularizar a un grupo en lo común entre otros grupos es como intentar significar cualquier especie no sobre en base a sus diferencias sino por las similitudes con cualquier otra. Los sujetos afiliados a un sindicato deben de tener alguna particularidad ideológica, de intereses comúnes, etc. distintos al de otras organizaciones sociales, aunque algunos de ellos puedan compartir en la pluralidad otros espacios organizativos y sociales. Esa singularidad, en base a una pertenencia específica, es la que les habilita a establecer el modo y forma de esa organización que los contiene.

2. Desde luego hay que contar con que toda mirada moldea la sustancia, es parte de la contaminación del observador sobre la “realidad”, incluso, en reiteradas ocasiones, tanto que la deforma. No es que hubiera “tantos grupos sociales estructurados y organizados” en contra de la dictadura franquista. No, había un importante capital humano, personas, ideológicamente de izquierda, antifranquistas y antiautoritarios, que estaban organizados en torno al partido comunista en la clandestinidad, el sindicato Comisiones Obreras y otras organizaciones “pequeño-burguesas” de izquierda, troskistas, maoístas, además de grupos anarquistas, y una importante oposición desde el interior de la iglesia. No fue, como usted piensa, una explosión de acné toda la oposición interior al régimen.

Por otro lado, las causas del derrumbamiento del Partido Comunista en las primeras elecciones democráticas generales fueron entre otras: su renuncia a mantener su estrategia de oposición al régimen con su propuesta de “ruptura democrática”; el miedo larvado durante años entre la población sobre el Partido Comunista y las represalias tras la guerra Civil; su incapacidad de incorporar, a raíz del proceso de legalización, otros líderes interiores que representaran un cambio drástico en la organización para afrontar la vía elegida adaptada al nuevo escenario de integración democrática, similar al que hubo realizado, con sus peculiaridades, el Partido Socialista previamente en el Congreso de Suresnes; y la elección del electorado por las propuestas moderadas de izquierda y de derecha (UCD y PSOE) que superaran en lo posible la radicalización política.

3.Efectivamente las exigencias del guión impusieron desmantelar sectores productivos, pero no por falta de competitividad, sino por el contrario, por las cuotas de mercado que debían traspasarse de la siderurgia española a otras de la Unión, como la alemana Estos fueron los pasos previos que había que recorrer para solicitar la adhesión a la U.E. ¿Acaso se desmontó la siderurgia Alemana en esos años?.

A pesar de las obvias mejoras instrumentales, ni la educación, a pesar de tanto maestro militante de izquierda, ni la formación, ni la justicia, fueron ni son hoy pilares en los que la izquierda se haya sustentado para ejercer su acción de gobierno. El trueque realizado por izquierda de “capital humano” por “capital financiero” ha traído dos consecuencias claras: fracaso escolar generalizado y corrupción económica y política.

4.

TRANSIDO dijo...

5. ¿Porqué se optó por ese modelo sindical de “representación de oficio” por un “sindicalismo burocrático” engastado en los herrajes de las estructuras del Estado. ¿Acaso no se creyó que fue parte del peaje que pagó el régimen en los pactos de la Moncloa, mientras que en realidad lo que se vendía de nuevo era “capital humano” por “capital financiero”?. ¿Quién impuso ese modelo sindical?. Parece que no hubo mucha resistencia a ser parte subsidiada del aparato de control del Estado sobre los trabajadores. Otra más de las argucias para desmantelar, desmovilizar, arrasar la “conciencia de clase” que hasta entonces se practicaba en ese ámbito específico.

6.El razonamiento de que “la izquierda oficial y acomodada en las poltronas del poder no espabila porque no tiene nadie que le marque el territorio más a la izquierda” es sencillamente solipsista. ¿No será que la izquierda oficial no es más que la cara amable del liberalismo?. ¿No será esa izquierda la encargada de hacer el trabajo sucio que debería hacer la derecha más recalcitrante?.

9.Estamos de acuerdo, los Sindicatos han ocupado un papel importante en la modernización del país, que no es otra sino la tendencia a la imitación de las formas económicas de los países que nos rodean. Pero es ingenuo creer que puede depender de su base social un cambio radical en su estructura, sería como pedirle a un monarca que adiestre a sus vasallos para que acaben con él. Su modificación indefectiblemente va ligada a los cambios que se produzcan en la estructura que los sustenta.

Anónimo dijo...

Saludos, muy interesante el post, espero que sigas actualizandolo!