LA RUPTURA DEMOCRÁTICA
La práctica de los partidos políticos en la democracia española se ha caracterizado por el engaño.
La mayor parte de las propuestas de calado realizadas en los programas electorales de cualquuiera de los sucesivos partidos gobernantes han sido incumplidas. Recordemos lo de la "OTAN de entrada NO" que se convirtió en todo lo contrario "OTAN de entrada SÍ"; O las consabidas proclamas de creación de millones de puestos de trabajo, en los que no se contabilizaban los que a su vez se perdían, con lo que realizando una simple resta el saldo era evidentemente negativo, aunque ni siquiera se practicaba ese recuento básico para no enmascarar los datos; O aquello de la convergencia económica con la Unión Europea, por contra cada vez más distante, a pesar de los augurios de proximidad. O las mejoras en los sistemas educativos, con altos incrementos presupuestarios, que han dado como resultado el abandono y fracaso escolar más alto de la Unión Europa; o el incremento en los presupuestos sanitarios que han conseguido prolongar el tiempo de espera para intervenciones o siquiera para una consulta con los especialistas; o el no a la guerra de Irak, que se convirtió en un Sí a la intervención en Afganistán o ahora en Libia, con el enmascaramiento de la "ayuda humanitaria"; o tantas y tantas falacias y mentiras.
Ayer los políticos en su conjunto, junto a los medios de comunicación -los abrevaderos de la mansedumbre- salieron al paso de la intervención de los manifestantes frente al parlamento de Cataluña proclamando que se habían franqueado los límites por las agresiones recibidas sobre algún diputado (empujones, pintura sobre su ropa, obstaculizar su acceso, etc.) recabando mayor contundencia en la represión policial para que no se impida "el derecho" al ejercicio de su profesión. Ni una sola voz se preguntó por el porqué de estos "incívicos" comportamientos, por qué llega a ejercerse violencia sobre sus Señorías, cuáles son las causas de esta situación.
¿No será por la combinación de sus comportamientos junto a la situación económica y social que atraviesa el país?. ¿Creen acaso que ellos no ejercen violencia cuando no asumen ninguna responsabilidad por la situación que atraviesan tantas personas en este país hoy?.
Lo que están poniendo de manifiesto los hechos que vienen ocurriendo desde el 15 de Mayo es el ruptura entre la "clase política" y la sociedad española. Una ruptura hasta ahora pacífica, pero que empieza a mostrar también síntomas virulentos.
¿Creen que pueden evadiese fácilmente de su responsabilidad aquellos que la detentan?.
¿Qué reacción esperan de la ciudadanía?
El mandato democrático que les concede la soberanía popular sobre la base de un programa electoral No puede ser modificado en sus líneas fundamentales por coyunturas o circunstancias sobrevenidas, haciendo un uso abusivo -un abuso de poder- del mismo al aprobar medidas que afectan a la colectividad sin un previo consentimiento de esta. Electos para una legislatura No significa carta blanca para gobernar incumpliendo su programa o secuestrando la voluntad popular por una lucha política que asegure el poder el máximo tiempo posible.
Medidas como el apoyo financiero a la Banca, el aumento de la edad de jubilación, la reforma laboral, la reforma del sistema de pensiones, son de gran importancia y transcendencia social. Ninguna de ellas fue contemplada en el programa electoral del partido que gobierna siquiera como posibilidad. ¿Porqué han de aprobarse por procedimientos de urgencia -decretos-leyes- sin consenso social, parlamentario, ni aprobación social. Esta práctica es un fraude democrático y sus consecuencias a la vista están. ¿No son esas medidas por las consecuencias que acarrean violentas?. ¿No se ejerce a través de ellas un empobrecimiento de las condiciones de vida de la mayoría de la población?. ¿No repercuten en el aumento de la precariedad social en el empleo, en las prestaciones sociales?. ¿No son en realidad medidas que tienden a mantener los privilegios de un sistema financiero que domina sobre el sistema político?.
¿Cómo se puede tildar de violentos unos comportamientos, que lo son, sin percatarse y reconocer que desde las instancias políticas se está amparando y encubriendo la corrupción política y económica, se está usurpando la soberanía popular con la adopción de medidas que nunca fueron propuestas para ganar unas elecciones?. ¿Creen que por su condición de electos obtienen impunidad ante la población?.
No. Están profundamente equivocados, alejados de la realidad. Y por ese camino sólo conseguirán animar cada vez más la extensión de esos comportamientos incívicos y violentos.
Pero, ¿quizá eso es lo que realmente quieren y buscan para seguir justificando su incompetencia y mediocridad?. Treinta y seis años después el dilema vuelve a plantearse en España: ruptura o continuismo. Lo paradójico es que parece que los que han optado por la ruptura son los que quieren continuar en la poltrona.
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