RUMBO A LA MISERIA

"La vida se convierte en resistencia al poder cuando el poder asume como objeto cercenar la vida".

Giles Deleuze

Ni siquiera la crónica puede ya reflejar la fugacidad del acontecer. La entropía circunstancial ha entrado en una fase de vertiginosa aceleración. No hay síntesis posible. Los espacios para la expresión están tan contaminados que el pensamiento naufraga en un embuste llamado realidad.

La sociedad de consumo está en vías de extinción. El consumo ya no es un elemento que contribuya al crecimiento, porque el crecimiento ya no puede ser objeto de consumo. Por un lado, en la "economía real", la magnitud crédito ha devorado el futuro y la incertidumbre, próxima al pánico, domina las expectativas ante la imposibilidad de resarcirlo. Por otro, la economía virtual, fundamentalmente especulativa, ha detraído un tan sobreelevado porcentaje de recursos de la economía real para su propio flujo que impide la capitalización y por consiguiente la falta de liquidez.

Por encima de todas estas cuitas el capital se ha divorciado de los Estados. Desde la caída del muro de Berlín el capitalismo no tiene contrincante en la partida, su proyección negativa, que era el Comunismo de Estado o Capitalismo de Estado, ya no dilapida sus excedentes en una hipotética guerra, o en la carrera espacial, ahora esos Comunismos del Capital se han reconvertido y son los que marcan el paso hacia una más eficiente explotación del hombre por el hombre.

Europa, que durante tantos años estuvo subsidiada para asistir como espectador a la partida, para distraer la atención del contrincante, ya no tiene sitio ni función, porque la partida se juega en otro espacio, que ya no es unidimensional sino multicolateral. Hoy es un sumidero por dónde se evacuán todas las soberanías de los estados que la participan. El intento de Alemania por mantener esta fortaleza es inútil, porque por mucho que ella hoy no se vea aún saqueada, si lo está siendo toda su cohorte de economías satélites que, a fin de cuentas, son las que pueden mantener la demanda y el consumo de su producción.; Grecia está en bancarrota de facto y los recortes que han de realizarse en España, Italia, Portugal, Irlanda y otros países que se irán sumando a la lista terminarán por ahogarla. Todo ello, junto con la gran decepción política y democrática originada por el fraude que supone imponer gobiernos no elegidos democráticamente para gestionar esta situación (Grecia e Italia) y lo que es más grave, por suplantar en la propia toma de decisiones a los órganos de gobierno de la propia Comunidad (el Consejo, la Comisión y el Parlamento) con la imposición de una política de austeridad que estrangula la economía de todos estos países a corto plazo y la suya a medio plazo.

En clave local española, el Partido Socialista, que hoy ya ha cumplido con su papel histórico que le reservaba la transición española en su modelo de estado bipartidista, es un cuadro de dinosaurios como dirigentes, preocupados por recuperar la administración del "poder" ejecutivo del Estado, sin discurso ideológico, incapaces de articular cuando gobernaron una alternativa económica a las actuales políticas neoliberales, simples lacayos del FMI el Banco Mundial y demás halcones, y hoy aquiescentes vasallos al ejercer la oposición. Incapaces siquiera de elegir otro rostro en el último Congreso federal de la pasada semana; de facto un partido de derecha que ha usurpado toda la historia de gran parte del movimiento obrero ibérico del siglo XX. Hoy a punto de desmembrarse por su fracaso en la gestión política y económica de la crisis, por su obsoleta organización territorial, por las guerras internas por controlar el aparato en cada circunscripción,  y que, si se consuma un nuevo fracaso electoral en Andalucía el próximo mes de marzo, bien puede explotar, como le ocurrió en su día al centro-derecha de UCD. Los Sindicatos, que son simples comparsas que intentan mantener sus organizaciones burocráticas con prebendas y subsidios, lacayos del poder político de turno, incapaces también de ofrecer alternativas, de gestar experiencias diferentes de organización. Y la derecha franquista, hoy en el poder, dispuesta a rehabilitar al dictador en cuanto tenga una oportunidad, apoyada mayoritariamente en las urnas, que viene a cumplir los mandatos de reajustes y política económica que imponen los mercados: simples mandatarios para terminar de esquilmar el país y sus nacionalidades. La corona, inmersa en un proceso judicial por corrupción, por ahora circunscrita a uno de los consortes de la descendencia. Y, por último, la calle, hoy silenciosa, con una leve brisa que se mece por el miedo, expectante ante sí misma y que se representa con más de 5.273.600 de parados, el 22,85% de la población activa a 31 de diciembre de 2011.

¿Lo presientes?.