Consideraciones humanas sobre cuestiones inútiles, innecesarias e imperfectas de la profesión atea. Compartir lo efímero, testimoniar lo disoluto, aullar ante el silencio. Aulla! Aulla!

5/07/2012

YO

Yo se materializa en la voz del que emite.
Yo se conforma como un laberinto.
Yo toma cuerpo en la medida en que se adapta a las circunstancias del juego.
Yo se habilita en un ensimismamiento compulsivo.
Yo alcanza su insignificancia cuando adopta una posición inalterable.
Yo secuestra los gestos de otro para hacerse suyo.
Yo parte de un límite que ignora.
Yo se sustancia en una enajenación no reconocida.
Yo circunda con lo insustancial.
Yo alcanza la fortaleza a través de su fragilidad.
Yo no remite ante el dolor propio pero se nutre también del ajeno.
Yo siempre se piensa desde otro desconocido que lo suplanta.
Yo se inscribe en un espacio similar al vacío del discurso que lo forja.
Yo se pronuncia cuando abre una llaga que se desangra desde un cuerpo ajeno.
Yo se fortalece negando.
Yo se abisma hacia la implosión al expandirse.
Yo se cree insustituible pero es intercambiable en un seriado discontinuo.
Yo se reconoce en el concepto que ha creado para sustentarse.
Yo encuentra en la intención la potencia para relacionarse.
Yo es otro que no se atreve a reconocerse.
Yo se embosca tras una apariencia supletoria de nada.
Yo cuando acepta su muerte colma su voluntad.

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