UN SILENCIO AGRADECIDO
Acostumbrados como estamos a la tamborilada en cualquier ámbito de la vida, desde la barila del colega que no sabe como agarrarse después de tropecientas cervezas en un martes por la noche, o la inaguantable personificación de la tortura por el ruido que ejercen los jóvenes de la botellona en cualquier esquina – que por cierto, entreveo que esta forma de reivindicar la falta de identidad va a cambiar su modus operandi a raíz de la nueva ley, de manera que en vez de encontrarnos masas de entre 100 a 500 cuerpos macerándose en grados de etanol, contemplaremos moléculas de tres o cuatro átomos macerándose igualmente pero en una estrategia de simple dispersión obligados por la presión normativa. Asistiremos con ello a la deslocalización del "pedo colectivo" como antes asistimos a la deslocalización económica, con la diferencia de que en este fenómeno el paraíso será cualquier esquina de cualquier barrio de cualquier ciudad, el lugar apropiado para dejar ejercer al salvaje con el que nacimos. Habrá por ello más fogatas en las noches de invierno, y en vez de tambores se escucharán aullidos en clave mayor, que comunicarán a cada célula en un frenesí de micciones y vómitos testamentarios de una novedosa poética de la contaminación. También hacemos costumbre por ese obstinato con el que cualquier vocero nos conmina desde su centro de manipulación para consumir esto o aquello, votar a este o aquél, calumniar por esto por lo otro, trabajar sobre papel o en pantalla, el sermón de turno o la regañá como sustitutivo del pan candeal. Si, todo esto daña y crea tensión de histeria vasodilatadora.
En contraposición a todo ello, gracias a todos por el respetuoso silencio como forma de ejercer la libertad de palabra y opinión, por no contribuir a construir otro vomitorio literario o patibulario de opiniones rutilantes, de apologías que para qué habrían de existir.
Bastante hay con lo que uno escupe … como para tener que responder. En ese caso el silencio sería el insulto que uno se propicia en el espejo en el que otro se mira para intentar percibir su sombra.
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